Ecuador diálogos de sordos

En nuestra historia en cada crisis hablamos de la necesidad urgente de un gran acuerdo nacional, que nunca hemos logrado. Los únicos episodios que se pueden rescatar son en cuanto a la guerra y a la paz con el Perú, un muy buen acuerdo por la Educación que se implementó por más de una década con excelentes resultados y que terminó por la egolatría de un mandatario que queriendo refundar al paìs terminó siendo el cabecilla de una pandilla de truhanes.. Hay que rescatar también el apoyo a la selección nacional de fútbol y a nuestros deportistas. Todo lo demás son repetidos cuentos, fracasos con inculpaciones mutuas.

EL PENSAMIENTO ÚNICO Y EL DIáLOGO

En el Palacio de los Sueños de Ismail Kadare se describe un gigantesco e industrial ministerio donde opera la entidad estatal encargada de la seguridad pública; una planta ocupada por hileras de escritorios con máquinas de escribir donde un enjambre de funcionarios, organizados jerárquicamente clasifican los sueños, los ordenan según provincia, ciudad y cantón del soñador, distancia a la capital, tema del sueño, duración y efectos en la vida diaria. En esa sociedad, se monitoreaban los sueños que tras un análisis proto freudiano, determinaban acciones a seguir para evitar conspiraciones y otros delitos. En esa sociedad panóptica, el pensamiento único se construía sobre la base del control y el miedo. Pensemos en el estado estilo soviético en Albania, cuyo régimen era considerado ultra ortodoxo, según los estándares de Europa Oriental a mediados de los 50 del siglo XX. Esos regímenes impusieron el pensamiento único, o intentaron hacerlo, mediante la educación, la propaganda y la fuerza. El pensamiento único tiene muchos vicios. Uno de ellos, es que anula la política. La palabra política en Ecuador no solo que tiene mala prensa, sino aquí como en el resto de América y probablemente del mundo, la clase política es repudiada y detestada. Lo cual es un error, pues seguramente debe haber excepciones, no todos los políticos son ladrones de barrio, hay otros que son más sofisticados y si los políticos irrespetan el mandato cívico, pues es muy probable que la responsabilidad sea del ciudadano.

El concepto de política es un concepto que ha adoptado diferentes ropajes, desde la virtud ática, ideal de cierto liberalismo, hasta la economía política de la corrupción. Y ninguno de esos ropajes explican porqué en español tenemos una sola palabra, allí donde el inglés tiene al menos tres. Cuando el señor Correa contestaba a sus críticos sobre temas de libre comercio, por ejemplo, gesticulaba con desdén, asombrado de tener que repetir algo tan obvio que parecía no merecer explicación: “Ganen las elecciones”, ironizaba. Esa limitación en el uso de la palabra ha ocupado casi completamente el entendimiento en español de la palabra política. El concepto al que me refiero es, la actividad para obtener y mantenerse en el Poder. El inglés también tiene una palabra para esa actividad, politics, el arte de conseguir y mantenerse en el gobierno. Este concepto es el que ha caído en desgracia. Desde que los estrategas políticos adoptaron por completo a Macchiavello y a la corrupción como arma de gestión partidista, los políticos no tienen límites. Cuando el ciudadano dice: “qué asco la política” desdeña ese concepto.

OPTICA CORREÍSTA

El inglés también tienen la palabra polity que significa la forma de una peculiar organización estatal, es decir, en este sentido implica la actividad que permite dilucidar si nos organizamos como república o como oclocracia, el gobierno de la multitud o para decirlo con la vieja tesis de Negri y Hardt, el gobierno de la multitud anhelante de su poder imperial.

Algunos comentaristas afirman que el señor Correa era un político consumado. En realidad, negaba la política so pretexto de ganar elecciones. Cualquier discrepancia era sancionada con persecución y violencia. Lo propio ocurrió porque cuando redactó la Constitución de Montecristi, se contrataron consultores extranjeros cuyos modelos experimentales fueron impuestos por el señor Correa o por sus lacayos, babeantes de poder para lo cual diseñaron un sistema hiperpresidencialista y expropiador de la participación ciudadana, a la que desarticuló a través de sentencias de la Corte Constitucional. Otra palabra que tienen los gringos y nosotros no, aunque tengamos el concepto, es police, que se refiere a la forma en que se regula esa organización social.

Con eso en mente, pido al lector que suspenda el juicio y avance conmigo en el siguiente ejercicio. Pensemos que, en una sociedad, un grupo de personas decide ya no participar en esa sociedad y toma la decisión de ejecutar el derecho de separación de ese grupo social. No es una mera especulación, en Roma, los plebeyos abandonaron la ciudad en al menos dos ocasiones. Recordemos que Herbert Spencer afirma que ese derecho es innato al contrato social.Si ese grupo decide separarse, ¿es necesario que negocie una separación del resto de sus ex socios? Ahora bien, muchos han explicado que la separación se puede realizar pacífica o violentamente. Desde cierta lectura del mito del buen salvaje, sería una antinomia que una parte de la sociedad quiera ejercer el derecho a la separación. Pero en los hechos, conocemos que un grupo humano organizado en la CONAIE, ejerciendo el derecho de resistencia, garantizado en la Constitución y no regulado de modo alguno, aunque sería un oxímoron hacerlo, ha decidido cambiar las reglas del juego.

LA CRISIS DEL ESTADO UNITARIO

Ese grupo humano impone un cambio de convivencia que constituye la crisis definitiva del estado unitario y precario organizado por García Moreno en el siglo XIX y cuyo modelo hace aguas.Esto tiene efectos prácticos que más allá de ideologías o etnias, deben ser discutidas.Un ejemplo. El hecho que se negocien enormes cifras en subsidios, simple y llanamente implica que el Gobierno, tiene que entregar o dejar de recibir un total de 3.500 millones de dólares, 3,5% del PIB aproximadamente.

Si el Gobierno se compromete a entregar 3.500 millones de dólares en subsidios, ese dinero, tiene que salir de algún lado. Los organismos internacionales de crédito, ¿entregarán miles de millones de dólares para subsidios? La respuesta probablemente sea no. Y muy posiblemente, el Gobiernos esta vez sí obtenga los votos, ¿Pachakutik?, para imponer cargas tributarias a los ciudadanos que no estamos participando del diálogo y no estamos representados por las élites bancarias guayaquileñas o la CONAIE. La negociación que en estos momentos tiene lugar y que, los ecuatorianos, indebidamente, hemos dejado de atender, no es solamente una negociación para replantear un subsidio. En el listado de peticiones de la CONAIE, se incluyen además la veda mineral, veda petrolera, etc, en otras palabras, amenazan hacernos retroceder al sumak kausay.

Cuando decimos pensamiento único, nos referimos a esa paranoia tras la cual vive el gobernante que ha creado para su protección un ministerio panóptico. Vive amurallado, no ve la realidad, prefiere ver los sueños.Su estrategia de negociación es difusa. No siempre funcionan ese tipo de diseños. Pero más allá del diseño, en materia de negociación, la primera pregunta práctica que debe hacerse el mediador es quienes son las partes y asegurarse que estén o hayan sido invitadas todas las partes involucradas.Negociar entre dos partes, la enorme burocracia estatal dirigida desde Carondelet y la CONAIE, deja fuera del juego a todos quienes no nos identificamos como indígenas y vivimos del empleo privado, el público o el emprendimiento. ¿Alguien nos ha preguntado si queremos dejar de explotar las minas que sustentan 700 millones mensuales de pagos de sueldos a burocracia?

Los señores funcionarios públicos, los profesores de las universidades estatales, los empleados públicos, ¿estarán conscientes de que en unas cuantas semanas, se acordará una veda a la explotación petrolera de la que se paga sus sueldos? La clase media quiteña, la que votó por Lasso para no votar por la tiranía populista, mea culpa, ¿esa clase está dispuesta a transferir riqueza al campo de ese modo? ¿de qué modo va a hacerlo? No tiene alternativa con el actual modelo. Dicen que es difícil hacer previsiones, especialmente cuando se trata del futuro, pero este no es un tema de futuro, es un tema de política.

Los ciudadanos hemos despreciado la política porque nos da asco la cloaca. Bueno, como el agudo Alejandro Moreano sostenía en clase, si no nos metemos en política, les dejamos espacio a los peores, los más rateros.

Los ciudadanos exigimos derechos pero no queremos obligaciones. Es una obligación cívica del ciudadano participar en política, discutir la forma en que queremos que eduquen a nuestros hijos, por ejemplo, y que no decimos nada de los bajos promedios en matemáticas, castellano, inglés y programación que van a afectar a esos niños y niñas para el resto de su vida. Tú, lector, ¿estás conformes con la educación que tus hijos reciben? ¿quieres pagar más impuestos? ¿te sigue sin importar que la educación pública sea de pésima calidad y perpetúe las diferencias sociales? ¿Dónde está la plata del IESS? Eso es lo que se está discutiendo y a nosotros, los ciudadanos que tenemos empleo privado o público, somos emprendedores, trabajadores o desposeídos, si impugnamos la violencia indígena, ya somos condenados como racistas por pensar distinto.

El otro día intenté leer un excelente artículo que explicaba con destreza técnica, los movimientos contables que se discutían hacer al presupuesto general así como la explicación del Fondo Monetario Internacional sobre ese tema.Más allá de que sea o no razonable esos tomas y dacas, uno puede observar y escuchar que lo que se negocia es dinero: baja esta cuenta, sube este valor, mueve este activo, borra ese pasivo.El señor Correa diría que esto parece reunión de contadores pero no, es la negociación flash que ha planteado la CONAIE.

Solo que falta un actor importante. ¡Falta usted!

Pero el vicio no solo es la falta de importantes actores o partes de la negociación sino que además es una negociación basada en posiciones, en regateos.¿No sería importante que veamos qué nos interesa a toda la sociedad? Probablemente resulte un gran acuerdo nacional en el que todos nos pongamos de acuerdo.Un ejercicio democrático de negociación social que debería ser ejecutado con procedimiento estandarizados y universalmente reconocidos, en intereses de nuestros conciudadanos, intereses comunes o proyectos.En griego, diálogos viene de dia y logos, pensar entre varios. El pensamiento único es su antítesis. El presidente se halla atrapado debajo de una muralla de trajes Ermenegildo Zegna y títulos de postgrado internacional por lo que tiene pocas probabilidades de romper el pensamiento único y llevar adelante un diálogo entre todos los ciudadanos.En los últimos 50 años la política fue expropiada a los ciudadanos. La alternativa a retomar la discusión de los principios que gobiernan nuestra República es la disolución.

LA SEPARACIÓN

El pensamiento único solo lleva al Palacio de los Sueños y la consulta popular planteada por el señor Lasso, es un suicidio político pues no solo banaliza la participación en un diálogo en que todos deberíamos participar, sino que provoca que los interesados, exijamos que la consulta popular refrende lo acuerdos alcanzados en lo diálogos con los indígenas. Es nuestro derecho vital.

Juan Carlos Mejía Mediavilla es Doctor en Jurisprudencia, con varias especializaciones, profesor y catedrático de varias Universidades, actualmente de la Universidad San Francisco. Dirige y preside un Centro de Mediación.