Siempre presente las mujeres militares en los importantes procesos históricos de la Patria, formando parte de los “ejércitos de carishinas y guarichas” en la Conquista, la Colonia, la Independencia y cuando se constituyó la República.
Destacan las mujeres patriotas Nicolasa Jurado, Inés Jiménez y Gertudris Esparza, porque combatieron, vistiendo ropa de soldado, asumiendo identidades masculinas, con los nombres de Manuel Jurado, Manuel Jiménez y Manuel Esparza; quienes, se alistaron en el Ejército Libertador, acantonado en el cuartel de Babahoyo, el 21 de agosto de 1821 y son las heroínas de la Batalla de Pichincha del 24 de mayo de 1822, en un antes y después, participando también en otras batallas independentistas, como en la Batalla de Junín, el 6 de agosto de 1824; y, en la Batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824.
EN LA REPUBLICA
En el periodo histórico republicano, surgen los nombres de mujeres de carácter aguerrido y firmeza en sus decisiones, como la Sargento Mayor Juana María Miranda, al participar como enfermera de campaña junto a cirujanos militares en el combate de Galte -en las cercanías de Riobamba- el 14 de diciembre de 1876. Se suma, la participación de la Coronel Joaquina Galarza de Larrea, quien colaboró con indiscutible valentía y altivez en las “montoneras” del General Eloy Alfaro, combatiendo en las batallas del 9 de abril y el 6 de agosto de 1895; así como, en 1910, también destaca la presencia de la combatiente Coronel Filomena Chávez de Duque, también responsable de los abastecimientos a las tropas liberales.
Cuadros militares femeninos históricos y representativos de las Fuerzas Armadas, en las décadas intermitentes de 1950, 1970 y 1990, con sus propias improntas y liderazgos difíciles de sustituir, con perfiles de valor extraordinarios, forjadas con espíritu indomable frente a la adversidad, caracterizadas de un compromiso y profunda convicción de servicio institucional y nacional, conforme consta en la memoria histórica recuperada y difundida en mis publicaciones anteriores; sin pretender, forzar o forjar liderazgos o protagonismos, desde una apreciación y rigor histórico de pertenencia e identidad, sin menoscabar la dignidad de la valía de sus compañeros de armas.
LOS AVANCES DE GENERO
La construcción colectiva en el imaginario militar en torno a las mujeres, motiva una reflexión respecto a que su ingreso ha sido sistemático y progresivo; y, en los últimos años acelerado y sostenido, al generarse mayor conciencia social de que las mujeres pueden ocupar espacios tradicionalmente masculinos, desde una mirada estratégica y prospectiva; y, porque la Institución Militar ha construido durante los últimos 20 años (1999-2019) importantes avances de género, que ha permitido la inclusión cuantitativa y cualitativa de la mujer militar, lo que además garantiza su permanencia en las filas militares.
La dinámica militar y social de cada Fuerza: Terrestre, Naval y Aérea, está ligada a su propia naturaleza, correspondiente a cada momento histórico, lo cual avala la participación permanente de las mujeres en los cursos de formación y militarización, que han variado en el tiempo, acorde a las nuevas reformas de la legislación militar, ajustada a la necesidad y requerimientos institucionales, lo que implica reajustes al plan de carrera militar, perfil profesional y competencias militares, necesarios para cada puesto posicional y ocupacional del personal militar femenino y masculino, para el cumplimiento de la misión institucional.
En términos cuantitativos, la presencia de la mujer militar ecuatoriana, en un muestreo histórico analizado a partir del año 2000, dan cuenta de los avances progresivos numéricos de su ingreso, en un pie de fuerza de aproximadamente 40.000 efectivos militares, de acuerdo al siguiente detalle:
Histórico numérico del personal militar femenino de las Fuerzas Armadas.
Fuente: Chacón Rosita. Avances de Género en las Fuerzas Armadas: 20 años.
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En un ejercicio participativo, inclusivo y reflexivo, desde una mirada objetiva femenina, de narrativa histórica y fáctica, de criterios técnico-jurídicos útiles y orientadores, tendientes a mejorar la interpretación y la aplicación de los derechos de las mujeres militares durante su permanencia en la carrera militar, pretendiendo contribuir con la tarea de garantizar la efectiva vigencia y ejercicio pleno de los derechos humanos que, producto del análisis cuantitativo, podrían considerarse al momento de analizar las causas del decrecimiento o estancamiento del numérico del personal militar femenino, las cuales cito, algunas de ellas:
• Considerar que el único escenario posible para el desempeño profesional militar son las guerras convencionales y asimétricas es restringir el campo ocupacional de las mujeres, porque no se diversifica al momento de asignar las armas (excluidas de infantería, caballería blindada); empleo en las operaciones militares; operaciones conjuntas, combinadas e interagenciales; despliegue en misiones de paz; combate urbano; ciberdefensa; gestión de riesgos; desastres naturales, entre otras.
• Los actuales escenarios sociales donde se presentan situaciones de beligerancia, actos hostiles, que sumado a los nuevos desafíos militares, jurídicos, humanitarios y de otra índole y que son planificados desde el combate urbano, deben ser replanteados en los medios y métodos que deben ser utilizados, porque estas operaciones son en ciudades, donde gran parte de la población civil (víctimas de la violencia) son mujeres y grupos vulnerables y más bien, como un contrapeso y beneficio seria aprovechar la oportunidad para que las mujeres militares demuestren su desempeño profesional y sus competencias militares para manejar de mejor manera las tácticas, técnicas y procedimientos militares, en estas situaciones de violencia interna.
• Fortalecer la identidad intercultural de las “wasi warmis” es imperioso para no incurrir en temas de discriminación y exclusión y esto puede conseguirse a través de mecanismos que permitan obtener indicadores sobre los aspectos considerados en la genealogía de los problemas de la mujer militar, como: marco legal, campo ocupacional, salud integral, plan de carrera militar, infraestructura, relaciones interpersonales y bienestar social.
• Los derechos humanos limitan el ejercicio del poder y el uso legítimo de la fuerza, lo que no debe ser percibido como justificación a la indisciplina en los cuarteles militares, igual ocurre con la extralimitación del ejercicio de sus funciones y cargos, sin observar los principios, niveles y disposiciones establecidas en las leyes de la materia.
• Los derechos de las mujeres, en ocasiones, se consideran simétricamente usurpados a los hombres, lo cual es difícil de detectar (velados y simbólicos), sin embargo, el hecho de existir apertura al ingreso a la carrera militar profesional, hace suponer que ha disminuido la discriminación y violencia de género.
• Los derechos sexuales y reproductivos femeninos se presentan en la cotidianidad, cuando se pasa revista (inspección), supervisión y control de las actividades obligatorias de régimen interno que se desarrollan en las unidades o repartos militares, relacionadas con el personal militar femenino que se encuentra en períodos de maternidad y lactancia, problemas ginecológicos como la tabla periódica (período menstrual) y métodos anticonceptivos; que son, el sustento para el otorgamiento de licencias, permisos y ausencias temporales e inesperadas, provocados por su condición de ser mujeres y madres que, eventualmente todavía son percibidos como una justificación para evadir el régimen administrativo y disciplinario.
• Durante la jornada laboral, está pendiente la implementación de dos actividades que en algún momento, cuando se incremente el numérico del personal militar femenino y sus designaciones sean a la misma unidad militar, se deberá hacer: a) la instalación de los lactarios (lactancia materna), cuando hayan sido dadas el pase (traslado) a una misma unidad o reparto militar veinte (20) o más mujeres en edad fértil, ya que, actualmente únicamente están asignadas en la misma plaza militar; y, b) brindar el servicio de cuidado de la primera infancia (guarderías infantiles) para cuidado de los infantes de hasta 5 años, hijos /as del personal militar profesional femenino y masculino.
• La idea de masculinidad y fortaleza física es muy importante en las filas militares, porque su formación, entrenamiento y empleo operacional está concebido y ligado intrínsecamente a la guerra convencional, la cual necesita fundamentalmente de personal militar sano y fuerte con excelente condición física; pero, el desempeño profesional de las mujeres en los postconflictos armados es muy relevante y va más allá de su condición física, en particular las mujeres que pertenecen a las Armas de Inteligencia, Ingeniería y Comunicaciones así como las Peacekeepers (pacificadoras), que constituyen un contingente militar que contribuye a generar un ambiente de confianza y hasta familiaridad con la población civil, de apoyo en acciones de salud sexual y reproductiva, socorro y ayuda a las víctimas de violencia de género, y que por su formación y perfeccionamiento militar, han desarrollado ciertas destrezas y habilidades útiles en la supervivencia de las mujeres locales. En este marco, es pertinente recordar que está pendiente operacionalizar la Resolución 1325 y resoluciones complementarias de las Naciones Unidas, que entre otras disposiciones establece que debe aumentarse la representación de la mujer en operaciones de paz y ayuda humanitaria, así como también desarrollarse el Primer Plan de Acción Nacional, para su implementación.
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