La ciudadanía sigue a la espera del baño de verdad sobre el rol de los organismos de control durante el correísmo. El juicio político que culminó con la destitución del superintendente de Compañías, Víctor Anchundia, lo recuerda.
La defensa del funcionario destituido se basó en insistir en que lo sucedido en el caso Isspol no recaía en su ámbito de competencia. Lamentablemente, en el país, pese a que la corrupción y el derroche del dinero público fueron obscenos y evidentes, parece que los organismos de control dedicaron su atención y su tiempo no a cumplir sus deberes constitucionales, sino a curarse en salud, a preparar excusas ‘por si acaso’.
Quieren convencernos, por ejemplo, de que en Ecuador era posible hacer maniobras con cientos de millones de dólares sin que los funcionarios estatales y organismos de control se enteren.
La historia no termina con Anchundia. Cuando el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio destituyó a Suad Manssur —superintendenta de Compañías de 2011 a 2018—, por “falta de probidad”, aún rondaba la sombra del correísmo. Quedó pendiente auscultar toda la persecución que se orquestó bajo su mando, aterrorizando a empresas privadas y empresarios ‘tachados’ con sus arbitrariedades y caprichos políticos.
Casos como estos salieron a la luz gracias a la valentía excepcional de algunos funcionarios — María Paula Romo con el Isspol— o a afortunados aportes periodísticos o extranjeros —el caso de Álex Saab—. ¿Cuánto queda por desenterrar?
FRASES DEL DÍA
«El talento acierta en un blanco en el que nadie más consigue acertar; la genialidad acierta en un blanco que el resto no consiguen ni siquiera ver.”
Arthur Schopenhauer (1788-1860), filósofo alemán
«Yo soy mi propia mujer.”
María Eva Duarte, alias ‘Evita’ (1919-1952), política argentina