La guerra que nadie quiere ver

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, el mundo no ha visto un choque entre economías con plena capacidad industrial. Ya sea en las guerras de baja intensidad patrocinadas por las grandes potencias en las zonas en disputa durante la Guerra Fría, en los conflictos asimétricos de poderes regionales contra regímenes o grupos parias de este siglo, o en las conflagraciones entre naciones pobres, ni una fracción de la capacidad productiva y organizativa de la humanidad ha entrado en juego aún. Con respecto a la verdadera escala y consecuencias que tendría una guerra con la tecnología y economía actuales, solo hay estremecedoras conjeturas.

Todo eso cambiará si es que se desata la violencia en Europa Oriental.

A diferencia de lo que sucedía en los tiempos de la URSS, hoy Rusia es el país con el cuarto presupuesto militar y el quinto número de tropas en el mundo; no obstante, es el segundo mayor exportador de armas, cuenta con una gigantesca capacidad industrial instalada, una infinidad de recursos para alimentarla y una producción bélica de última generación —en muchos ámbitos, la mejor del mundo—.

Del otro lado, Ucrania podría contar con el apoyo de Occidente y todos sus recursos. Asusta imaginar la cantidad de intereses geopolíticos y económicos interesados en ver de cerca, cuál laboratorio, el choque total de dos sistemas modernos.

Si llegase a estallar una guerra, el mundo entrará en una nueva etapa en la que la fuerza, desgraciadamente, volverá a ser parte del menú de la relación entre potencias. Lamentablemente, la historia enseña que las guerras jamás son episodios aislados, sino que vienen siempre en seguidilla.

 

 

 

 

FRASES DEL DÍA

«Hasta el saber cansa, cuando es el saber por oficio.”

Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), pensadora mexicana

 

«La fuerza no es sino un accidente nacido de la debilidad de los demás.”

Joseph Conrad (1857-1924), escritor polaco