La general y la nueva realidad de la región

La visita de la general Laura Richardson, jefe del Comando Sur de las Fuerzas Armadas Norteamericanas, y su presencia en la Conferencia Sudamericana de Defensa es un firme mensaje para Ecuador y la región. Su llegada se enmarca en una gira de gran trascendencia, que la llevó a Surinam y Guyana —inmersos en la incertidumbre que trajo su nueva riqueza petrolera, la cercanía a Venezuela, los cambios en liderazgo político y los dilemas ambientales que genera la minería—, a Colombia —a la que calificó como “aliado estratégico”, y en donde sus visitas a lugares selectos y reuniones clave pusieron fin a las especulaciones negativas sobre las relaciones de las fuerzas norteamericanas con el Gobierno de Gustavo Petro—, y a Brasil —una visita cuya sobriedad y celeridad, en plena víspera electoral, contrastó con lo que se vio en Colombia—.

En el cargo hace menos de un año, Richardson tiene inmensa experiencia en territorios donde Estados Unidos proyectó su fuerza en décadas recientes; es testigo cercana de la política norteamericana y dueña de una gran formación en temas ambientales y de recursos naturales. Su perfil augura las prioridades de EE.UU. en América Latina.

En Ecuador, el narcotráfico domina la agenda bilateral en materia de defensa y seguridad, aunque los lazos históricos y culturales que unen a ambos países son más profundos. En el contexto mundial de realineamiento geopolítico, alertan las palabras del propio Comando Sur sobre las amenazas que enfrentamos, de malévolos actores regionales y estatales externos”. Hay que elegir sabiamente, por elemental sentido de supervivencia.