Consiguieron la Asamblea

Ayer se concretó el control total de la Asamblea Nacional de parte de esa nueva variopinta mayoría a la que, en términos políticos, no une nada más que su hostilidad hacia el presidente Guillermo Lasso —quien por ello hablaba de “Triunvirato de la conspiración”—. Dispuestos a lo que sea, incluso a aliarse con sus antagonistas naturales y a contradecir el mandato de sus bases, con tal de asegurarse que el Primer Mandatario no pueda llevar a cabo una buena administración, los miembros de la nueva mayoría tienen, de aquí en adelante, objetivos dispares.

El correísmo, cuyo caudillo nunca ha dejado de recordar a sus subordinados que el objetivo primordial, o en última instancia exclusivo, debe ser la conquista del poder constitucional, continuará desestabilizando inescrupulosamente, ahora con mayor eficacia. Para el socialcristianismo, cuyo líder ya se ha declarado abiertamente en contra del Estado ecuatoriano en su orden actual, la situación actual de la Asamblea y lo que suceda con las autoridades de control es, al menos, una garantía de poder de veto contra cualquier iniciativa que amenace sus espacios de poder. En lo que se refiere a Pachakutik, esto es apenas una maniobra errática más que ratifica su incapacidad de aprovechar la oportunidad histórica, que le concedió el electorado, de convertirse en una propuesta articulada.

La ciudadanía, desesperada, espera soluciones a sus problemas de parte de los legisladores, pero estos siguen demostrando que sus prioridades son el poder por el poder mismo, la revancha, la impunidad y las intrigas de pasillo. Deberían recordar que, con una credibilidad tan vergonzosamente baja y con procederes tan mezquinos, cavan su propia tumba política.