¡Yo soy chagra!

¡Yo soy chagra!
Ma. Daniela Piedra Carrión

Ma. Daniela Piedra Carrión

Así nos llaman los quiteños a personas como yo, que hace 12 años tomé la decisión de irme a estudiar la universidad en la ciudad de Quito en busca de un mejor futuro, oportunidades, crecimiento, desarrollo, entre otras expectativas que construimos quienes decidimos salir de nuestro lugar de nacimiento.

De acuerdo con historiadores y cronistas, se estima que, a partir de los años 1900, con la llegada del ferrocarril, la ciudad de Quito empieza a vivir procesos migratorios de ciudades aledañas. El desarrollo en la educación y del mercado laboral se convierte en las principales razones por las que la población ecuatoriana migra hacia la gran capital. De esta manera, para los años 70, se consolida Quito como la principal ciudad de desarrollo económico del país.

En la actualidad, este fenómeno se mantiene, pero se han sumado más poblaciones de otras ciudades del país que buscan un mejor futuro al migrar a Quito. Incluso, en los últimos tres años, tras la pandemia, las problemáticas sociales existentes han profundizado la migración (en muchos casos forzada), dado a la situación de inseguridad, falta de empleo, bajo nivel de educación, y más. Es decir, pese al paso de los años, las “oportunidades” se continúan concentrando en la capital del Ecuador.

Con esto, Quito se ha convertido en un espacio de esperanza y crecimiento; para muchas ha sido así, mientras que para otros ha significado continuar en la búsqueda por fuera de esta ciudad e incluso cruzando fronteras. La población quiteña, rica en diversidad cultural, ha demostrado ser receptiva y acogedora, creando una sinfonía de identidades que se entrelazan y enriquecen mutuamente. Quienes llegan a vivir en Quito no solo se integran en una urbe vibrante, sino que también descubren un tejido social que, a pesar de su crecimiento constante, ha sabido mantener una calidez humana única. ¡Gracias Quito!.

[email protected]