Una nueva factura económica

Giuseppe Cabrera

Eliminación de los subsidios a los combustibles, reducción del Estado y aumento del IVA; el guion de lo que los grupos económicos en materia económica lleva años en construcción y discusión, es casi imposible pensar en un medio que no se haya comido entero el librero creado por las élites y, es que esto es bastante sencillo, ellos, como buenos defensores de sus intereses empresariales y económicos, van a plantear medidas que no les afecten, así que no es sorpresa alguna que aboguen por eso, lo difícil de comprender es cómo sin cuestionarnos un poco, nos han hecho creer a casi todos, que es la única solución y forma de reducir la brecha fiscal, que creó Correa, duplicó Moreno y mantuvo Lasso.

Si te pones en contra de eso, la discusión ya ni siquiera es ideológica, que sería lo ideal, sino moral y legal y, empiezan con sus especulaciones y correlaciones que no constituyen causalidad, como si el tráfico de combustible es por el subsidio y, no por la falta de control fronterizo, que es la razón real o que el medio ambiente no estaría más afectado porque insistan en que no debe cumplirse con la consulta popular que aprobó el cese de explotación del Yasuní, sino que se debe al uso de combustibles fósiles subsidiados, que mágicamente va a reducirse con la eliminación del subsidio, claro, como el tabaco que ha dejado de fumarse porque se grava con ICE.

Yo tengo claro que si ellos lo proponen, me pondré del lado contrario de la orilla y, si insisten en el IVA y los combustibles, que lo hagan a la par de la reducción de los aranceles de importación de vehículos, que son los más altos de América Latina, que se corrija que vivimos en el país con la más alta tasa de evasión y defraudación tributaria de la región, que se adopten sus medidas siempre que los empresarios paguen la misma carga porcentual de impuestos que se paga en Europa, que se grave las herencias extraordinarias y, que los malos empresarios dejen de poner sus bienes personales a título de la empresa para no pagar impuesto a la renta o se den salario justo, evitando así el sistema tributario nacional. Que el desfalco, la crisis fiscal, la corrupción y el desarme del Estado no lo paguemos otra vez más las clases medias y bajas, a costa de las élites.