Un panorama poco alentador

Carlos Arellano
Carlos Arellano

El 2022 orquestó una serie de factores que lo convierten en el año más violento que recuerda el país, agravado por otros elementos políticos y sociales que -combinado con un gobierno indiferente y sin liderazgo – provocaron el desconcierto que hoy padecemos.

Parte de los pocos aliados que Guillermo Lasso reconoció tener en la Asamblea Nacional abandonaron el acuerdo político para unirse a la nueva mayoría legislativa que la integran cerca de un centenar de asambleístas. Algunos consideran que aquel fortín parlamentario fue promovido por el propio régimen al no ceder a las presiones ni a las exigencias de la primera función del Estado. Entonces, sin un operador político ni una mayoría, el gobierno no logró avances representativos en la aprobación de leyes que conforman su plan de trabajo.

Por otro lado, es evidente que la Asamblea empleó todos los artificios a su alcance para tomarse por asalto varios de los organismos de control mediante la destitución de los vocales del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. También retó al presidente a invocar la muerte cruzada con el fin de proclamarse héroes, pero de pacotilla.

Además, Lasso enfrentó sin firmeza una violenta movilización en distintas provincias de la serranía (golpismo disfrazado de democracia, resistencia y protesta social) encabezada por la Conaie y otras organizaciones que le representó al Ecuador pérdidas económicas que superaron los 1.000 millones de dólares. La escuálida victoria de los manifestantes debilitó la legitimidad y liderazgo del gobierno quien, durante varias semanas, soportó el chantaje sin medida en las llamadas mesas de diálogo que eran simples formalidades para legitimar el oportunismo de unos pocos dirigentes sociales.

Finalmente, la guerra entre el Gobierno y el narcotráfico ha provocado la muerte de cientos de presos y sembrado el terror en todos los rincones del país, confirma la existencia de un narco Estado que tomó el control de importantes esferas del poder político, económico y social. Todos los factores predicen que el próximo año será poco alentador. ¿Podrá el presidente Lasso vencer al golpismo, recuperar la paz social y triunfar ante el crimen organizado?