Trinomio

Matías Dávila

¿Cuándo fue la última vez que utilizó el trinomio cuadrado perfecto?… sí, me imaginaba. ¿Y la última vez que tuvo que identificar las hoyas de la provincia?… me imaginaba también. El “paisito petrolero” se da lujos de millonario.

Pero nosotros, sin la más mínima reflexión ni crítica, les seguimos matriculando a nuestros hijos para que aprendan, en las mismas aulas y tal vez en los mismos pupitres, lo mismo que aprendimos nosotros.

Le invito a tomar un libro de escuela, no importa la materia ni el grado. Dígame: ¿a usted le enseñaron eso? Tal vez sí. Ahora dígame: ¿conoce usted a alguna persona de su entorno que le sirva eso? Probablemente no. No puede uno dejar de preguntarse entonces: ¿cuánto de lo que nos enseñan en el sistema de educación formal nos va a servir en la vida? Lanzo una cifra optimista: ¿será el 15%?

La culpa esta vez no la tienen los políticos, la tenemos nosotros. Somos incapaces de identificar este problema, ¿por qué? Porque el sistema no nos enseñó a mejorar los procesos sino a acomodarnos a ellos.

Si tengo a una población pobre (en su gran mayoría), ¿no será hora de incluir la asignatura de “finanzas personales” en el pensum? Si el Ecuador es uno de los países donde hay más emprendedores en la región, ¿no será de incorporar administración de empresas en la malla curricular de bachillerato?

Pero los “profes” están más cómodos enseñándoles a los niños las estrofas que no se cantan del Himno Nacional y la biografía del ex presidente Alberto Guerrero Martínez, que gobernó el Ecuador en 1932. ¿Para qué? Vaya usted a saber.

En el “paisito petrolero” se debería decidir para dónde mismo es que vamos. Como en cualquier familia. Si nos vamos de vacaciones a la IONY, pues todos ahorramos y ya no comemos afuera. Lo mismo si decidimos ser país turístico, agrícola, exportador de conocimientos o cualquier otra cosa. Pero si vamos con palo de ciegos: estimado lector siga no más aprendiéndose las hoyas de la provincia de memoria.