Toda esta m*erda

Nicolás Merizalde
Nicolás Merizalde

¿Realmente nos merecemos esto? Guardias atados a explosivos, cientos de trabajadores de la salud renunciando a su trabajo por resguardar sus vidas, asesinatos impunes, dolor, hambre, miseria, desastres que caen como un alud sobre los 18 millones de seres que hemos tenido el azaroso imperativo de nacer aquí y esta clase política pueril y cruel hasta el límite de lo humano. Toda esta m*erda.

No sé ustedes, pero yo sí me pregunto a veces por qué fenómeno karmático se nos ha impuesto esta ciudadanía en la que la gente buena y trabajadora es presa de un sistema manejado por los vivos dedicados a frenar el desarrollo mientras sonríen.

Este juicio político, por ejemplo, le acaba de dar una nueva puñalada a esa entelequia que llamamos Estado de Derecho. El dictamen, de lectura obligatoria, especialmente los votos salvados que dilucidan hasta qué punto la CC ha cedido de forma laxa ante la desprolijidad y falta de diligencia de la Asamblea. Algo que no debería suceder en una magistratura de ese nivel como explican Corral, Herrería y Nuques, pero sucede en un país donde la mediocridad no solo se tolera, se cultiva.

Resulta interesante que la admisión se fundamente en la carta de Estupiñán al presidente, el nexo causal más poderoso a mi juicio, pero, aún insuficiente dentro de la tipificación del peculado y no en esos audios fantasmagóricos con los que La Posta se vanagloria mientras colabora con la fetidez del ambiente. Como lo ha hecho por otro lado, hasta el propio gobierno, con esa impavidez mema, reflejo de una medianía paradójicamente intensa.

La caja de pandora ha sido abierta arrojándonos, una vez más, al mar de la incertidumbre donde siempre pescan pronto los más sapos porque el sistema, ya lo advirtió el exsecretario Verdesoto, está condicionado para eso.

Y no, no se soluciona con otro caudillo, por si acaso.