Por: Rogelio Morales Cattani
Por envidia o ambiciones personales, la gente ligada al poder está en constante peligro, son muchos los casos de traiciones de asesinos que, por miedo, también matan a los testigos.
Julio César (100-400 a.C.) fue liquidado luego de una conspiración orquestada por Casio y Bruto, otrora sus colaboradores.
El 26 de junio de 1541, otros conquistadores amigos suyos, partidarios de Diego de Almagro, asesinan en Lima a Francisco Pizarro, aquel que sobrevivió a duros viajes y una lucha constante contra guerreros Incas, nada pudo hacer contra sus amigos.
El 5 de abril de 1794 y en medio de la revolución francesa, Robespierre manda a guillotinar a Danton y sus amigos, pero luego lo guillotinan también a él y al doctor Guillotin y Lavoisier, porque aparentemente la república no requería de sabios.
El 6 de agosto de 1875, Faustino Lemus Rayo, otrora hombre de confianza de García Moreno, lo mata a plena luz del día.
Un 28 de enero de 1912 una turba de fanáticos dirigida por gente con poderosos intereses, asesinan vilmente al General Eloy Alfaro Delgado, en una de las acciones más violentas y vergonzosas que recuerde la historia nacional.
Un 24 de mayo de 1981, en un accidente aéreo no muy bien aclarado, muere el presidente Jaime Roldós junto a su ministro de defensa y sus señoras esposas.
El 29 de diciembre del 2010, asesinan cobardemente a un gran hombre, el General Jorge Gabela, un militar honesto y destacado, que aparentemente no tenía enemigos.
El poder “marea” y las ansias de poder debilitan la mente, siempre han existido personas “amigas o nuevos amigos” allegadas al poder que no tienen límites en su ambición y que son capaces de cometer los peores crímenes, si esto históricamente ha sido así, que podemos esperar de gente con “comportamiento camaleónico” que han aprendido a vivir del adulo y la mentira y que se reciclan en cada gobierno, esos son capaces de todo y es obligatorio hacer una re ingeniería de las estructuras del estado.