¿Reducir el subsidio?

Carlos Arellano

La Universidad Central del Ecuador (UCE) a través de un comunicado de prensa expresó que, durante el tiempo que acogió a varios de los manifestantes de la última revuelta social, brindó atención clínica, psicológica y social permanente a 450 niños. Al ejecutar un estudio nutricional, la UCE determinó que el 80% de los niños atendidos padece de desnutrición crónica.

Según UNICEF, en Ecuador, el 27% de niños menores de dos años sufre de desnutrición crónica infantil (DCI), en la niñez indígena la tasa se ubica en el 39%. La desnutrición crónica es provocada por una alimentación inadecuada e incluso por la carencia de servicios básicos como, por ejemplo: agua potable y saneamiento.

La DCI no es el único indicador que manifiesta las precarias condiciones de vida de la población indígena del Ecuador. Según datos del INEC, el 16,2% de indígenas son analfabetos. Siendo Chimborazo, Cotopaxi y Cañar las provincias con los mayores índices de analfabetismo, por tanto, registran las mayores tasas de indígenas que no saben leer ni escribir.

Por otro lado, ninguna de las 10 demandas presentadas por la Conaie durante el último paro nacional exigió al gobierno un mayor presupuesto para combatir la desnutrición crónica infantil. Todo lo contrario, esta organización consideró a la reducción del precio de los combustibles como su principal victoria.

¿La disminución de 15 centavos en el precio de la gasolina extra y diésel mejorarán las condiciones de vida de la población indígena? No, porque los subsidios a los combustibles fósiles benefician a los quintiles 4 y 5, es decir, a los más ricos.

Si reducir 10 centavos de dólar representa un gasto aproximado de 220 millones de dólares anuales, entonces, incrementar el precio de los combustibles (reducir el subsidio), por ejemplo, en 30 centavos, representarían 660 millones de dólares al año que la Conaie podría exigir que sean destinados exclusivamente a la atención de la ruralidad.

Este rubro permitiría atender programas de educación, saneamiento, infraestructura vial, alimentación, tecnificación del agro, etc., permitiendo que en un mediano plazo el gobierno y la Conaie transformen radicalmente a esta población que históricamente ha sido relegada de la sociedad.