Que no sea en vano

Nicolás Merizalde
Nicolás Merizalde

Se supone que escribir es un acto racional, pero ahora solo tengo miedo, rabia, asco e impotencia.

El miedo de entender que nuestro Estado no cuenta con las herramientas para combatir el crimen organizado. Necesitamos ayuda internacional y líderes dispuestos a sacrificar sus egos y hasta sus vidas para empezar a cocer la herida.

Rabia de recordar que hubo quienes votaron no a la extradición de narcos porque un señor les convenció que era preferible entregar el país a las mafias “por soberanía”, para darle “una lección” a un presidente que ni le va ni le viene. Los mismos que convencieron a millones que somos pobres vs. pelucones, oligarcas contra revolucionarios, indígenas vs mestizos para hacernos olvidar que primero somos Ecuador. Me da rabia ver cómo el odio nos volvió ciegos y tontos hasta el paroxismo.

Me da asco la indolencia institucionalizada, los ciudadanos pasivos, los fanáticos, los narcos políticos, los jueces vendidos, los policías cómplices, la prensa mojigata, los ponchos dorados, los usureros de la ira, el servicio de inteligencia, los recursos desperdiciados, los caras duras que cantan consignas contra las que practican.

Siento impotencia de ver cómo el país en el que tejí mis sueños, en el que me quiero quedar porque aquí está mi gente, mi vida y las cosas que amo se vuelve pesadillesco. Impotencia de ver como nos quieren echar a balazos, vaciando el futuro, recrudeciendo el miedo. De saber que no nos salvará ningún mesías, ni gobierno, ni partido. Solo lo haremos quienes estemos dispuestos a unirnos -no por tonterías ideológicas- sino porque estamos en contra del narco y su mandato. Ahí está la línea divisoria real, todo lo demás es cuento.

Finalmente, lo obvio: para que la vida de Villavicencio no se haya perdido en vano, NO HAY QUE VOTAR por quienes combatió y denunció: El Correísmo y Tópic.