Victoria Ramón
A lo largo de la vida, es común que nuestros objetivos se transformen, y esto está perfectamente bien. No existe una regla rígida que determine el camino que debemos seguir de manera exacta. Es válido cuestionarse si ¿estamos realmente en el camino correcto?
La duda es una compañera constante en nuestro viaje, pero es necesario sumergirse en la búsqueda de nuestro primer amor, la pasión que nos han mostrado casi de manera instintiva el camino que define quiénes somos y cuál es nuestro propósito.
A medida que avanzamos, nos encontramos con obstáculos, desviaciones y nuevas direcciones que pueden hacernos sentir perdidos. Pero, a veces, perderse es la única forma de encontrarse a uno mismo.
Cada desafío y cambio nos brinda la oportunidad de reevaluar nuestras metas y prioridades. A veces, necesitamos alejarnos, para descubrir lo que realmente importa. Perderse puede ser el primer paso hacia la autenticidad y la realización. Es fundamental escuchar la voz interior que a menudo se silencia por las expectativas externas y la presión social. A medida que nos perdemos, es fácil olvidar quiénes somos realmente y qué nos apasiona.
Encontrarse a uno mismo no es un proceso lineal, ni estático. Es un viaje de exploración y autodescubrimiento. A medida que evolucionamos, nuestros intereses y objetivos pueden cambiar, y eso está bien. La clave está en ser fieles a nosotros mismos, en sintonía con nuestra esencia, y abrazar los cambios que nos acerquen a lo que realmente deseamos. Así que, si en algún momento te sientes perdido, con dudas y cambios, recuerda que perderse puede ser la forma de encontrarte.