Un nocaut al sistema

Giuseppe Cabrera

Golpe tras golpe el ‘Chito’ iba soportando los embates de una pelea que parecía tener definido su resultado desde el primer round, en una alegoría de lo que es vivir en este país, en el cual cada año parece ser más invivible y complejo encontrar una salida. La violencia, la corrupción y la descomposición parece ser la única certeza que tenemos del estado actual de nuestro sistema político e institucional, en el que, al igual que Vera, los ecuatorianos soportamos los embates en un país que sabiendo que va perdiendo, no piensa bajar los brazos, ni caer por nocaut.

¿Puede el país aguantar un asalto más, pedir una revancha o incluso ganar la pelea? Aún es difícil saber eso pero, las condiciones no parecen ser las adecuadas, porque la situación vigente pasa no solo por una purga, sino una catarsis completa que expíe nuestros pecados originales, que no solo significa identificar a los criminales, sino reconocer que nuestra sociedad ha perdido en muchos aspectos y que esos jueces y políticos que hoy tienen ciertos nombres y apellidos específicos, son ecuatorianos, no ninguna clase de aliens que han venido a corromper una sociedad bendita, sino que son la representación misma de nuestros peores defectos, no por nada la viveza criolla se premia y, la mayoría de ecuatorianos reconoce que ha coimado, se ha saltado la fila o ha pagado a cambio de un servicio público, que se supone gratuito, esto, sumado a nuestra fascinación por las dictaduras que resuelven, poniendo precio a nuestra libertad, pagado a cambio de seguridad o bienestar, hace de este momento, uno complejo. En el que además de ser tolerantes con la corrupción, aupamos y condencedemos los autoritarismos y la pérdida de libertades civiles y políticos, por algo de seguridad momentánea. Estas grandes crisis no se solucionan por los los liderazgos individuales, que pueden guiar el camino pero, que necesitan de consensos generales, pues para sanear el sistema generalizado, extirpar lo malo, hace falta reconocer que todas las fuerzas políticas y sociales tienen que golpear juntas en el ring nacional, si quieren noquear al sistema presente, para construir el del futuro.