Narcoestado

Iván Paredes

¿El Ecuador es un narcoestado? Es la pregunta que todos se hacen, y en su mayoría responden que lo es; pero, no es tan sencillo categorizarle de tal manera, porque tiene varias implicaciones que, con el tiempo nos puede costar caro, ejemplo de ello, es del país colombiano al cargar con ese estigma que no han podido borrar internacionalmente, muchas veces convirtiéndose en carta de presentación desmejorando la identidad y cultura de una sociedad con altos valores humanos.

Primeramente, debemos señalar que el término narcoestado no existe dentro del diccionario de la Real Academia; es decir, no se ha establecido con claridad su significado, a pesar que la realidad dista mucho de la investigación y la ciencia; por lo tanto, se genera una gran controversia por ser utilizado mediáticamente dentro del discurso político. Un acercamiento es el criterio que se encuentra en el diccionario Oxford, al indicar que ¨Un Estado cuyo gobierno, poder judicial y militar han sido infiltrados por carteles de la droga, o donde el tráfico de drogas está dirigido por funcionarios del gobierno, convirtiendo su PIB (Producto Interno Bruto) en el mayor ingreso estatal generado por la venta y producción de este producto.

El libro ‘Tráfico de droga y seguridad internacional’ (Kan), señala cinco categorías para establecer la acción de un narcoestado: incipiente, aumento generalizado del consumo de drogas; en desarrollo, crecimiento del apoyo de funcionarios de gobierno al consumo de drogas; serio, sobornos masivos; crítico, corrupción de altos niveles de la Policía, del sistema de justicia, en esta categoría se generan asesinatos políticos; y, avanzada, el Ejecutivo está relacionado en esta actividad, a su población no le sorprende ni le causa estupor. Ahora, respóndase usted, señor lector ¿somos un narcoestado?