Causa indignación que, personas nacidas en nuestro territorio llamado Ecuador, al cual se debe respetar, honrar, querer, proteger, sin el mínimo escrúpulo le causen un daño que repercute a nivel internacional y, quedará grabada en la historia como un atentado a la democracia y al orden constituido.
Venderse y vender la conciencia por unos cuantos dólares, a sabiendas que están haciendo grave perjuicio a la Nación, sin importarles sus causas y consecuencias; peor aún, el amor a la Patria que les vio nacer y cobijado como parte de, desde sus ascendientes, causa estupor; más aún, a la sociedad que tiene las mismas características biológicas, pero con principios diferentes, donde el diario vivir les golpeará el pecho recordándoles que son malos ecuatorianos.
Permitir, ser cómplice y ofertar la decisión ciudadana en las urnas, alterando el voto, sea cual fuese la elección tomada por el votante, es totalmente imperdonable porque, antes de hacerlo y caer en tentación deberían haberse preguntado la afectación que le hacen a este hermoso país; y, por decencia no deberían decir que “se presume”, cuando fotos y videos son contundentes.
Lo inentendible es la falta de patriotismo y amor al entorno de su ser. No debe importar qué o quién obtenga mayor votación electoral, porque el respeto a la democracia es aceptar la decisión de la mayoría de ciudadanos, pero con estos protervos movimientos políticos y sus politiqueros que quieren llegar a dirigir el país a cualquier costo, al punto de comprar la conciencia de frágiles tontuelos que se prestan para aniquilar la democracia ecuatoriana y votar al piso la historia de un país lleno de orgullo e hidalguía.
Estos malos ecuatorianos deben ser plenamente identificados a la luz pública y retirados sus derechos civiles de por vida, como escarmiento para que no se vuelva a repetir en las próximas elecciones del 2025.