Todo esto apesta

Desechar la mediocridad
Desechar la mediocridad

Álvaro Peña Flores

Todos estamos escandalizados y horrorizados por lo ocurrido con María Belén Bernal, la esposa del oficial de policía Germán Cáceres, creo que el posible femicidio no es tanto la causa del asombro, al menos para mí, sino el modus operandi, que se ha visto y leído, según los medios de comunicación de acuerdo a las declaraciones que se han dado por el caso. Ante este acontecimiento es bueno analizar algunos aspectos. Cómo un cuartel de aspirantes a policías se convierte en un centro de libaciones y toda clase de excesos por parte de quienes algún día se convertirán en hombres y mujeres de la paz y del resguardo del orden público.

Cómplices y testigos de lo que ocurre y todos impertérritos ante la inminente muerte de la víctima; viendo y oyendo, sin embargo, nadie hace nada. Las autoridades con una parsimonia que da vergüenza ajena, indolentes, insensatos e ignorantes antes casos como estos. ¿Cómo catalogar este hecho que ocurre en una escuela de alto rango, donde forman y educan hombres y mujeres que serán los responsables de la seguridad pública?

Si siendo aspirantes se dan el lujo de granjearse esta clase de prerrogativas en las escuelas, no será de extrañarnos el día de mañana, verlos en las calles extorsionando a choferes, comerciantes y gente común, o también verlos involucrados en casos de corrupción o narcotráfico.

Son aquellos niños y niñas que un día tuvieron el sueño de convertirse en policías. En muchos había el ansia desmedida del poder, de la corrupción, del libertinaje y de creerse superiores a los demás. ¿Consecuencias? la muerte de inocentes. Todo esto apesta y este caso es tan solo uno de los tantos en que se evidencia que las estructuras del Estado y de la sociedad están podridas y dan asco.

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