Paro nacional: Dos vías

Rompiendo silencios
Rompiendo silencios

María Fernanda Idrobo

Las movilizaciones sociales rebasaron los límites. No solo se trata de una protesta en contra de los problemas económicos, sino que consiste en un atentado en contra del respeto y la paz de una sociedad que está cansada de los revueltos públicos. Las pérdidas económicas y los daños a la propiedad pública y privada no son lo peor que deja el paro, el resultado más preocupante es la división y fracturación de un Ecuador que desde hace mucho tiempo se encontraba en un proceso de cohesión social. A partir de este momento, está en las manos de las autoridades, de líderes indígenas y de la población nacional el asumir sus responsabilidades, aliviar las tensiones y buscar la reconciliación nacional.

Desde el domingo pasado, confluyeron indígenas, trabajadores y universitarios en la protesta en el Centro de Quito, principalmente. Las marchas se iniciaron, con cortes de tránsito vial. El anuncio de los dirigentes de la CONAIE de llegar a la capital de la República y unirse a la protesta fue clave y, sobre todo, esta diferencia marca posturas, pues la Confederación de Nacionalidades Indígenas, reclama justicia frente al sector económico y el Estado se focaliza en otros puntos; las retenciones a policías, militares y civiles, y el presunto intento de desestabilización democrática.

La protesta es liderada por la CONAIE, que el domingo pasado convocó a diversos sectores a sumarse a una jornada nacional de movilización contra el Gobierno. El movimiento indígena exige una reducción de los precios de los combustibles, atención al problema del desempleo, regulación de los precios de los productos del campo y combate al crimen y la inseguridad, entre otros puntos. Sin embargo, es importante recordar que, nuestros derechos terminan donde comienzan los derechos de los demás.

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