Los policías y sus aspiraciones

Desechar la mediocridad
Desechar la mediocridad

Álvaro Peña Flores

Hay dos datos interesantes que en las últimas semanas se supo acerca de los aspirantes a policías en la última convocatoria que se realizó para incorporarlos a las filas de seguridad del Estado. El un dato es que, de los 44.000 aspirantes a policías que se presentaron en la última convocatoria, 15.000 resultaron con antecedentes penales. El equipo encargado de dicha selección menciona que en la presentación a las pruebas físicas llegaron con tatuajes y evidencias que demostraban que pertenecían a las bandas criminales que hay en el país. Según su versión, los aspirantes, aceptaban pertenecer a las bandas delincuenciales, pero deseaban cambiar de vida irónicamente ingresando a una institución que de por sí, ya está bastante denostada.

Y el segundo, que creo es igual o peor que el primero, el 70% de los aspirantes no tienen vocación para ser policías. Un dato que debería analizarse, porque demuestra que, o les gusta los trabajos poco forzados, en apariencia claro está, porque ser policía hoy en día, es exponer el pellejo a diario, dado los índices de delincuencia que hay; o, lo hacen porque no tienen otra opción para trabajar y resulta la opción más rentable, dado el desempleo y, el difícil proceso para conseguir un cupo en la universidad. Sumado a esta precariedad social, el tiempo de preparación para las promociones, se redujo drásticamente a seis meses.

La seguridad es política de Estado, eso es indudable. Los procesos de selección son políticas de gobierno, o al menos así debería ser. Está claro que el país no quiere cantidad sino calidad. Después no será de extrañarnos que los miembros de las fuerzas del orden estén involucrados en narcotráfico, violencia de género, asesinatos, y asuntos de corrupción, casos que últimamente han palmoteado cruelmente a la honorable Policía Nacional de Ecuador.

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