La cruda realidad

Nadie se cansa
Brenda Valdivieso Vélez

Brenda Valdivieso Vélez

Hay que mostrar a los pueblos el horror de su envilecimiento, su miseria y sus faltas pues la suciedad no se limpia disimulándola bajo un tapete, como tampoco los males se curan ni se alivian escondiéndolos con guante blanco. Bajo este pensamiento, comparto con ustedes en gran parte de mis escritos la cruda realidad que experimentan las minorías en el Ecuador. Minorías que tienen una voz fuerte y poderosa pues esconden historias de angustia, vulneración y desesperación para hacer escuchar, pero que muchas veces nos negamos a darle oídos. Quizás porque nos ha tocado vivir una etapa de adormecimiento o de cansancio por las mentiras que diariamente escuchamos.

Este país ha sido engañado con cuentos falsos de un mejor porvenir que debió ser creado, que pudo ser creado, pero que no se creó. Se han prometido caminos y no se han entregado caminos. Se han prometido libertades, pero seguimos esclavizados sin siquiera saberlo. ¿Por qué entonces no somos nosotros los forjadores de esa grandeza anhelada para el Ecuador? No pongamos nuestra esperanza completa y cómodamente en quienes por diferentes razones llegan al poder (sin quitarles tampoco la responsabilidad que les corresponde). Sin embargo, me refiero a conocer cuáles son los males que nos aquejan para darles batalla, cuáles son las dificultades de nuestros semejantes para ayudar también a su superación. Solamente así, con sinceridad podremos construir aquellos caminos prometidos: forjados de libertades, ya que con el secretismo históricamente se ha encubierto la mediocridad, pereza e ineficacia. En oscuros rincones el amigo de lo ajeno aprecia lo robado; Judas Iscariote traicionó por treinta monedas en secreto; y, en secreto, en un vergonzoso secreto se ha jugado históricamente el destino de nuestro país.

Por el contrario, la luz del día es para acciones nobles y honradas, la luz del día es para mujeres y hombres sinceros y sin miedos. Seamos entonces ahora, quienes actuamos a plena luz del día, libres y conscientes de nuestras necesidades, las de nuestro prójimo y de todo el Ecuador para aportar a esta cruda realidad que hoy debemos afrontar.

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