Victoria Ramón
Este es un mes para conmemorar la valentía y la fuerza de las mujeres que, a lo largo de la historia, nos han demostrado que nada es imposible y que el ideal es lo único que nos guía por el camino de la trascendencia. Mi gratitud eterna a aquellas que, con su lucha diaria y ejemplo de vida, nos han permitido, hoy en día, alzar nuestra voz de dignidad y reivindicación en pro de derechos y espacios que nos han sido limitados.
Cuando todo esfuerzo parecía estéril, ellas supieron vencer con entereza y decisión, las desigualdades sociales que marcaron ciertas épocas oscuras de nuestra historia.
Su abnegación no resultó vana. Lograron trazar un nuevo camino por donde debemos transitar desde una visión más justa, equitativa y solidaria.
Estamos conscientes de la importancia de lo logrado. Se ha avanzado mucho en procurar una verdadera igualdad de derechos, pero aún nos falta mucho por recorrer. Este es el reto que debemos asumir las generaciones actuales para continuar en este constante bregar contra la injusticia de todo género.
Gracias, Simone de Beauvoir, Marie Curie, Matilde Hidalgo y tantas mujeres valientes y capaces, que, desde su cotidianidad, nos han demostrado que cuando la lucha es justa y persigue nobles ideales, el sacrificio se ve recompensado al vislumbrar un mundo mejor donde aflore la justicia y derechos a todos por igual. Ahora, la tarea de todas nosotras, no debe reducirse solamente a evocar lo por ellas realizado, sino a emular sus ejemplos de vida, e inclusive, a superarlos.