El hombre del disfraz estudiantil

Más oxitocina, menos cortisol
Más oxitocina, menos cortisol

Andrés Ojeda Sotomayor

 Huancayo, Perú. Un hombre de 42 años fue detenido por ingresar a un colegio femenino disfrazado de alumna para infiltrarse en los baños y tomarse fotos. El sujeto responde al nombre de W. Solís C. La subdirectora, al percatarse que se trata de un adulto, sustrajo su teléfono celular y lo denunció a Policía Nacional, que de inmediato respondieron al llamado. En el dispositivo móvil se le encontraron fotos con indumentaria de otras entidades educativas. Las cámaras captaron el momento en que el individuo entra ocultando su identidad de pies a cabeza: usando gorro, trenzas, mascarilla, falda y una mochila para no levantar sospechas entre los profesores. Durante la captura, estuvo a punto de ser linchado por los indignados padres de familia quienes pidieron sea investigado y se le practique una valoración psicológica. Se pretendió imputarle el delito de violación a la intimidad e insinuación sexual en agravio de menores, pero fue liberado. El hecho es que cometió allanamiento y atemorizó a las adolescentes; convenciendo a las autoridades que se percibe como una «señorita» y aduciendo que lo hizo porque nunca cursó la secundaria.

Es cuestionable porque pudo ser más grave. Supongamos que hubiese sido un acosador perturbado, ¿qué habría pasado si la maestra no advierte el suceso? ¿podía grabar y fotografiar a las estudiantes? ¿incurrir en violencia sexual? ¿tener vínculos con pederastas, pornografía infantil o trata de menores?. Aunque aparentemente no pasó a mayores, no estamos exentos de algún abusador que busque satisfacer sus fantasías depravadas con inocentes. ¡Mucho cuidado! En el país los planteles son mixtos, pero las mujeres están más expuestas. La responsabilidad es compartida, precautelando la integridad física y moral del alumnado, exponiendo la problemática en el seno familiar, y reforzando la vigilancia de los establecimientos.

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