Crisis de seguridad

Eddy Arrobo
Eddy Arrobo

Eddy Arrobo Rodríguez

Así como el pueblo ecuatoriano vivió aterrorizado y atemorizado en la década de los años 80 por el auge delictivo del grupo ecuatoriano de orientación marxista, con estructura militar, subversiva y guerrillera, denominado “Alfaro Vive”, quienes, con robos, secuestros y asesinatos, irrumpieron en este territorio de paz; hoy la sociedad ecuatoriana nuevamente atraviesa una desbordante ola de inseguridad y criminalidad que doblega al país por conflictos de intereses entre organizaciones criminales con vínculos al narcotráfico.

El terreno fértil para que prolifere el crimen organizado, la delincuencia, la inseguridad, no solamente son los problemas sociales como la marginación, la falta de inclusión educativa, oportunidades de trabajo, la frustración, etc., sino también la existencia de mafias políticas que crean un marco jurídico para favorecer a quienes están al margen de la Ley, pactos y fondeos económicos a campañas políticas por parte de la narcoguerrilla, ingreso con alfombra roja de pandilleros a movimientos políticos, libre ingreso de extranjeros con agenda política, entre otras.

Como reza el refrán de Diógenes Sínope, “Más vale tarde que nunca”, se ha tenido que esperar más de dos años para que el presidente Guillermo Lasso, ponga las barbas en remojo y reconozca que la inseguridad es el principal problema por el que viene atravesando el país, por lo que para enfrentar el crimen organizado nombró y posesionó a través de decreto  a dos generales en servicio pasivo, Paco Moncayo como Consejero de Seguridad, y a Wagner Bravo como Secretario de Seguridad Pública.

La esperanza de los ecuatorianos por volver a tener paz y poder vivir sin temor, está en manos del proceso de intervención de la fuerza pública, de la implementación de planes para generar empleos y del involucramiento de todos para ganar esta batalla contra la delincuencia.

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