Lo que deben saber

Jaime López

Quienes han sido seleccionados para ejercer funciones de jefes administrativos en el Municipio de Ambato, en sus diversas secciones, por la Sra. Alcaldesa elegida, deben recordar lo que sucedió en la transición de la Alcaldía de Guayaquil hace más de tres  décadas, cuando León Febres Cordero fue elegido y se hizo cargo de la misma y poco menos que sorprendido, se enteró que los miles de pipones y burócratas habían transformado a la Alcaldía  guayaquileña, edificada con valores ancestrales, nobleza,   esfuerzo y trabajo de sus alcaldes, en un mercado lleno de corrupción donde los olores a podredumbre era insoportables y sus balcones eran  las tarimas donde a  una ciudadana cuya imagen cubierta de verrugas no le  importaba exhibirla, cuando convocaba a su populacho para que protagonicen el pan y circo de lo peor de los romanos milenarios, y recepten los regalos que los lanzaba junto a sus secuaces, y festejar las riñas que se desataban.

A Febres Cordero no le quedó otro recurso que para poner la casa en órden, según su decisión comunicada a Guayaquil y al país, cerrar durante un mes la atención a los contribuyentes y fumigar la peste que cubría el edificio. Fue una solución admirable que no se olvida. Desde entonces,  en el país las transiciones de alcaldes cesantes a los elegidos, en muchas ciudades no se han cumplido como los mandantes esperaban. Y las quejas de los nuevos,  son receptadas por la prensa radial y escrita, como las noticias de primera mano que ratifican que el ejercicio de la política así mismo es, según el dicho popular y doméstico de los que votan por obligación y no por convencimiento. Y no está bien. Los mandos medios que son los que realmente ejecutan las labores  que los contribuyentes esperan recibir, deben demostrar que su sus valores de solidaridad y responsabilidad  tienen que definirlos como ciudadanos integrantes de un Gadma cuya gestión debe servir a una ciudad que es su casa, la de su familia y la de las generaciones que vendrán y que sabrán valorar lo que hicieron en beneficio de todos.

Lo que deben saber los nombrados es que las  críticas  sin razón no caben si es que deben conversar sin tapujos y en nuestro caso, arropándose de la ambateñía,  para que sigamos siendo ejemplo nacional en muchas labores de gobierno cantonal y provincial. La Sra. Alcaldesa, por ejemplo, debe olvidar las zoquetadas de los fotorradares y decirles a los ciudadanos que para soportarlos, hay que cumplir con la Ley y manejar a la velocidad  que permiten las señaléticas. Eso es todo.