Álvaro Peña Flores
«Porque si el odio empieza con las palabras, la paz empieza con la educación” (Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO). El 24 de enero de cada año se conmemora el Día Internacional de la Educación, cuyo enfoque este año, es recalcar la importancia que tiene la educación y los docentes en la lucha continua contra la incitación al odio y a la violencia, sobre todo en esta era cultural digitalizada, en donde predominan las redes sociales y las fuentes de desinformación.
En la coyuntura socio política del país, cada vez es más evidente cómo nuestro sistema educativo está permeándose con la introducción de nuevas doctrinas, ideologías y formas de actuar frente a las nuevas realidades que los niños y jóvenes viven, en primera instancia en sus hogares para luego reproducirlos en su hábitat escolar. El uso desmedido y descontrolado por parte de los estudiantes y jóvenes de las redes sociales y de los dispositivos digitales permiten que éstos descubran realidades nocivas para su crecimiento eficaz, en lo psicológico, emocional y cultural.
El acceso deliberado a la pornografía, a las noticias falsas, al hacer “amigos” desconocidos de todo el mundo, ha incrementado el odio, la violencia, inclusive la muerte de muchos adolescentes. Es importante y así lo recomienda la Unesco, instar a mejorar y a capacitar a los docentes para que, a través de nuevas metodologías, apegadas a las nuevas realidades enseñen a identificar y reconocer los discursos de odio y de violencia, para deconstruir y aprender nuevas capacidades, valores y recursos que permitan obtener una paz mundial sostenible.
Los niños y jóvenes son el presente del mundo, en ellos se debe sentar las bases, a través de la educación, para que este mundo se vuelva más humano. Sin odio, no hay guerra; recordemos que las guerras las pagan los pobres, y eso se quiere evitar.