La fiesta de todos

Jaime López

Como impone el restringido espacio y la pandemia imperante, no solo en el ambiente físico sino también en lo intelectual, el articulista tiene que insistir en que los festejos programados por los feriados, al pertenecer a todos, tienen que diseminarse por todos los ámbitos, sus efluvios regarse e impedir las aglomeraciones de enmascarados obligados por el COE, así que los responsables deben fraccionar los espectáculos por los barrios y comarcas contribuyendo a la vigilancia que disminuya el aumento de víctimas como ocurrió al finalizar el año pasado.

Y en el refugio que suelen ser las tertulias familiares y de amigos cercanos, recordar que la programación de la Fiesta Mayor siempre fue la gratitud que los ambateños pregonan por la producción de su madre tierra, engrandecida por sus trabajadores, que quienes la inauguraron enfrentando los rezagos de la catástrofe pensaron que el paradigma ambateño debía escribirse en la Historia Nacional y así sucedió. Ambato y su fiesta se convirtió en escenario para que el folkore de muchos países de América y el mundo se integren como conocimiento de su cultura, fue la primera ciudad ecuatoriana que presentó su festival folklórico dentro de su Fiesta, actividad que luego fue incluida en los festejos de muchas ciudades del país, orgullo de los ambateños es que muchas de sus cualidades se han integrado a la identidad de los ecuatorianos. Si la programación de la Fiesta que ya empezó sin que muchos se hayan dado cuenta, es porque seguramente no cabían alternativas, si la elección de la Reina de la LXXI Fiesta no es más que la ratificación de que todas las ambateñas son reinas, la elegida sabe que ella las representa llena de ternura y alegría y que su elección es la continuación de la Fiesta, que la estamos viviendo porque a todos nos toca hacerlo, no es el comienzo del sentimiento  que tiene el altivo ambateño, es la plena alegría de cantar uno de  sus  himnos junto a los otros que adornan la nostalgia.