Imprecisiones presidenciables

Imprecisiones presidenciables
Imprecisiones presidenciables

Muchos indecisos esperaron el debate para decantarse por alguno de los dos candidatos. La sorpresa de todos fue el candidato Noboa, que con su singular parsimonia oradora no pudo conectarse de buena forma, ni con la audiencia ni con sus propias ideas. Con sus gestos, su ceja alzada y algunas equivocaciones notorias dejó entrever su inexperiencia en el tema que, según algunas encuestas su tendencia está a la baja. Hay que comprender que su experiencia en la vida política es muy corta, algo más de dos años, sus apariciones en la Asamblea tampoco han sido muy notorias y según algunos datos publicados por medios de comunicación su aparición en la palestra legislativa fue de 11 ocasiones con un promedio de discurso de 7 minutos y medio.

Por el contrario, Luisa, dio una sorpresa abrumadora, su elocuencia, su rapidez y su seguridad dejaron entrever una preparación notoria, desde su última aparición en el debate primero. Su caso es muy particular, tiene más de 15 años en el ruedo político y, al igual que su contendor, fue una de las que menos habló en la recientemente destituida Asamblea. Su promedio de discurso fue de cinco minutos en 28 ocasiones en las que intervino como legisladora.

Mas allá de la forma en que los candidatos dieron a conocer sus ideas, lo importante es lo de fondo. Por muchos años escuchamos a un excelente orador, con una inteligencia y sapiencia muy particular, sin embargo, se valió de esas mismas cualidades para saquear al país, para domarlo, para dogmatizarlo y para dividirlo.

No podemos decantarnos por un discurso simpático, aprendido y demagógico. Porque después de escuchar esos bonitos discursos, vale la pena preguntarse ¿Nos convencieron? O, ¿la forma de expresar sus ideas es directamente proporcional a la veracidad de las mismas y al deseo de querer implementarlas?