Homenaje a Nietzsche

Iván Paredes

“Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo”.  Entre muchas de las frases que fueron creadas por uno de los más grandes filósofos, escritor, poeta del período contemporáneo que, hasta el día de hoy causa controversia, admiración, polémica, respeto, pero que no puede pasar por desapercibido dentro de los centros universitarios que tienen y deben hacer estudios de su pensamiento complejo e incomprensivo, pero real y verdadero, nos referimos a Friedrich Nietzsche, maestro del pensamiento crítico considerado entre los “maestros de la sospecha”, que el pasado 25 de agosto recordamos 122 años de su fallecimiento.

Nacido en Sajonia, Alemania, hijo de un pastor y familia luterana, preceptores privados y radicales del Ducado de Sajonia, le ingresan a estudiar desde muy niño teología, lo que le convierte en un ateo dócil y benevolente de la religión judeo cristiana. Despoja de todas aquellas paradojas morales y éticas a la religión, reprocha la fe al ser la guarida del temor del ser humano en búsqueda de la verdad. Considerado loco, desde aquel episodio que defendió a un caballo que estaba siendo golpeado por el cochero, pidiéndole disculpas en nombre de toda la humanidad, a quien lo abrazo rodeándole el cuello para evitar que siga siendo golpeado. Separado de la sociedad, en especial, de la hipócrita, que para el gran filósofo era una alegoría que cuestionaba todo lo que la masa humana hacia o dejaba de hacer, debiendo reconstituirse para dar surgimiento al nuevo ser, “El Súper hombre” en su obra “Así habló Zaratustra”, que lo compara con el Dios griego Apolo, fuera de lo mundano desde donde nacieron los Estados.

Un homenaje al pensamiento exhaustivo, científico, argumentativo, sobre todo filosófico, de un personaje que es admirado y respetado por aquellos que miran más allá del horizonte.