¿Generación de cristal?

Nicolás Merizalde
Nicolás Merizalde

Soy de esa generación de ecuatorianos cuya expectativa de jubilación, seguridad social y esos derechos que decían inalienables, intocables y eternos resultan ciencia ficción cuando nuestros aportes existen, pero el futuro de los mismos quién sabe. Las palabras, aunque inscritas en la piedra más garantista y bella del mundo no son más que viento si el contante y sonante no es administrado con decencia, consciencia y un mínimo de inteligencia.

Las catastróficas consecuencias de la irresponsabilidad de otros años ya están aquí. El IESS está actuarialmente quebrado y por mucho que el Estado se proponga pagar el 40% que el correísmo asaltó descaradamente no existen los recursos para cumplir debidamente con esa obligación y se siguen dando bonos que es más papel sofocando una agonía segura. La urgencia de un plan de rescate se agudiza día con día y con ella la fuerza de las medidas correctas.

Para más inri ninguno de los actuales presidenciables se ha pronunciado con seriedad acerca del tema y creo que es prioritario que el debate nos obligue a llegar a un acuerdo en este tema y en otros dos como seguridad y empleo antes de que la debacle nos sumerja.

Aunque las sugerencias de reforma son técnicamente entendibles y perfectibles no sirven de nada sin un pacto institucional que promueva la regeneración de la IESS y del futuro de un país que envejece de forma acelerada y pobre.

Pero seamos sinceros, no hay a la vista ni asomo de ese pacto por los temas más importantes y nos seguimos perdiendo en las arenas movedizas de unos odios dizque ideológicos que sólo redundan en las causas de nuestros males.

Nos dicen que somos una generación de cristal, aunque lo cierto es que somos una generación sin futuro, sin seguridad. Quizás esa aparente fragilidad no es más que el síntoma de esa precariedad presentida. Y por supuesto, no merecida.