El runrún de autoridades

Iván Paredes

Ha transcurrido un poco más de dos meses en que las actuales autoridades electas se encuentran ejerciendo sus dignidades, con el claro mandato de alejarse de intereses personales o de grupo, que no sucumban a las tentaciones de la corrupción, que manejen el poder gubernativo conferido para acciones correctas en beneficio de la ciudad y de manera consecuente, equilibrada y positiva, desde los principios de la moral y la ética; más cuando, ser ambateño, a más del orgullo y encanto, conlleva un serio compromiso y altos valores de comportamiento, respeto, educación social, buenas costumbres, actitudes heredadas por nuestros padres y abuelos que fundaron este paraíso, en un espacio maravilloso y exuberante de la naturaleza predestinada para aquellos poetas e intelectuales que han sabido demostrar los correctos y sanos comportamientos dignos del ser humano.

Se venía escuchando aquel runrún de voces y murmullos en los callejones de la ciudad y en los pasillos del ayuntamiento municipal sobre las relaciones entre sus dos primeros ediles, y la manera que iban a manejar la administración; pero, aquellos ruidos chocarreros desembocaron en un documento que alertó a la ciudadanía ambateña sobre las diferencias sui generis de los dos corregidores para, al día siguiente y, a primera hora publicarse otro documento por las mismas vías de información señalando que, el anterior era falso. Desde un inicio sabemos cómo se dieron las cosas, a sabiendas que el mismo personaje señala su falta de preparación académica, pero al indicar que es falso ¿Por qué no presenta denuncia en Fiscalía? Dejando entredicho muchas cosas que, aparentemente, están sucediendo, y que, dejan en la vergüenza a la capital tungurahuense.

El respeto a la ciudad y su nombre deben estar por encima de todo, de lo contrario, estamos faltando al honor de los ambateños que debemos exigir moralidad de autoridades y servidores públicos.