El concurso

Jaime López

Para llegar necesariamente a la debida solución, que es la consulta popular, sin los obstáculos prefabricados por los populismos cretinos, los ecuatorianos debemos esgrimir razonamientos meditados luego de aguantar, día tras día, lo que sucede en los poderes judicial y legislativo cuyos humanos componentes, salvando las excepciones de rigor que existen y que son tan pocas, parecen haberse dedicado al desconocimiento de lo que es un país llamado Ecuador, a considerar que sus mandantes no merecen nada más que el cometimiento de acciones que revelan lo que sus autores tienen en el  cerebro evidentemente atrofiado, pensando que integrar las bancadas y someterse a lo que los presidentes de sus organismo les permiten expresar, cuando les viene en gana concederles la palabra, justifica el salario por su trabajo y con ello basta, porque el cambio de su moral integral les ha conducido a la justificación personal, que colma su vida pública plagada de corrupción y les hace cometer muchas veces la insolente conducta de que a mí ni me va ni me viene, allá que los periodistas antipáticos investiguen, por ejemplo, lo que pasó en la sesión convocada por la Comisión de Fiscalización de la Asamblea, con el fin de que justifiquemos la designación del Defensor del Pueblo encargado. Si la señora Presidenta del Cpccs sentó a su lado a un asesor, acción de ella, seguramente bachiller no más e imbécil acabado, y que le soplara en sus oídos lo que debía argumentar para haber designado como Defensor del Pueblo a un experto en Derecho Aduanero, exsecretario del Consejo, súbitamente elevado a la dignidad de Defensor encargado, uno de los títeres que este organismo ha pensado en colocar en su comedia que debe elegir dignidades supremas como el Contralor, ni más ni menos, repito es responsabilidad de ella. Esta vergüenza protagonizada por la Presidente del Cpccs hace que nos dediquemos en serio a realizar un concurso  y determinar en cuál de los poderes mencionados se cometen más estupideces de baja calaña, y ratificar que la solución momentánea es la consulta.