El arte de vivir en este bárbaro matadero

El arte de vivir en este bárbaro matadero
Álvaro Peña Flores

Álvaro Peña Flores

A José le tiene preocupado que, con esta es la enésima carpeta a la que postula a un puesto de trabajo en su ciudad. Le agobia la idea de que no pase ni siquiera la primera fase de la selección. Las veces que lo llaman solo es para corroborar alguna información y fin del asunto. Más de medio año que está desempleado, los pocos recursos que recibió como liquidación se le están terminando. Celebra que aún no tiene familia que mantener, pero sus gastos, su estilo de vida y las deudas contraídas, cada vez lo aprietan más.

Últimamente le tienta la idea de migrar al norte, pero no tiene visa. No le agrada la idea salir como ilegal. Teme morir. Además, esos nunca fueron sus planes. Siempre quiso viajar por el mundo, pero no de esa forma. La situación le causa ansiedad y últimamente bebe más de la cuenta. Es una forma de paliar la situación, de olvidarse del asunto por algunas horas.

Observa a sus amigos, que parecen impasibles ante la situación que se vive en el país. Casi todos trabajan. Muchos de ellos no en el trabajo que han deseado, pero se los ve contentos, al menos eso percibe. No entiende la vida, a sus ya, casi 30 años, con estudios de cuarto nivel y algunos años de experiencia en el ámbito laboral. Cada vez se le hace más gravoso vivir en este bárbaro matadero, así le llama él, al mundo y a sus habitantes.

Esta semana se enteró de que se celebraba el día de la felicidad. La noticia le causó asombro. Se preguntaba para sí mismo, ¿Acaso hay en el mundo gente feliz con lo difícil se que ha vuelto vivir? ¿Serán felices las personas que inventarán este día? ¿Cuál es la unidad de medida de la felicidad? Quisofilosofar, pero le dio pereza. Mientras veía las noticias, acariciaba a su mascota, sintió cierta sensación de felicidad. Comprendió que la felicidad es un estado, que muy pocos se lo puedan otorgar.