Comunitario

Javier Corella Sánchez

Empiezo a creer que llegamos al punto máximo. Este evento desafortunado nos marcó a fuego desde hace aproximadamente dos años y aún es motivo de conmoción social, económica y política, ha logrado acaparar la atención y preocupación de cada ser por medio de la incertidumbre, prevención e incluso el dilema y discusión.

Se escuchan muchos términos como “inmunidad de rebaño”, “contagio comunitario” entre otros. Quiero referirme a éste último, término que nos lleva a caminar pensando en que somos potenciales portadores del virus y redoblar esfuerzos en pos de lo que todo humano anhela, existir y subsistir.

Pero, ¿Qué llega a nuestra mente cuando escuchamos la palabra “comunitario”? ¿no es acaso el vínculo que identifica a determinado grupo de individuos que comparten una realidad? Es correcto, compartimos algo, lo tememos y deseamos salir de ello. El anhelo de días mejores también es comunitario, la voluntad que nos motiva a luchar en medio de la adversidad es un vínculo común que mantenemos, pese a los diversos criterios que la pandemia trae hay algo común y es vivir, vivir dignamente.

Quizá los índices, los manifiestos públicos, las políticas fiscales que rodean la pandemia han calado tan profundamente en nosotros que hemos decidido hacerlas parte de nuestras vidas en medio de la desidia y resignación. Pero hoy me provoca darle un giro al tópico comunitario, proponer que sea común brindar ánimo en medio de la adversidad, que sea común apoyarnos destinando nuestras adquisiciones a aquellos emprendedores que buscan escapar de la crisis económica, que sea comunitario cumplir con las disposiciones que nuestros gobernantes tienen para con nosotros, ¿Por qué solo lo negativo debe ser comunitario? Hagamos del apoyo y del instinto de supervivencia algo común, no hay nada que no podamos juntos.

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