La Ley de Educación

No la he leído, pero por informaciones de prensa y opiniones de personas entendidas, entiendo que es gran aporte para mejorar la educación, tan maltratada en los últimos 14 años.

Tal vez la más importante reforma sea el volver a ofrecer a los jóvenes estudiantes la oportunidad de prepararse en la tendencia que más les agrada, esto es, poder escoger el tipo de bachillerato que le dará mejores oportunidades en la universidad.

Aquello del Bachillerato unificado, lo que hizo es que los estudiantes vayan al nivel superior con conocimientos difusos, vagos y superficiales, que no le brindaban seguridad en la carrera de su vocación.

Ahora, con el bachillerato en Ciencias, supongo que con especialidades en Exactas, Biológicas y Sociales, serán mejor preparados y más seguros, al continuar su preparación. Así era antes del destrozo de la educación, y ojalá se retomen también las ramas técnicas, como las impartían establecimientos como el Colegio Central Técnico o el de Agricultura Luis A. Martínez de Ambato.

Otro punto importante es retomar la categorización del Magisterio, iniciando con un sueldo de 1.000 dólares y una carrera docente que le permitirá ir mejorando personal, profesional y económicamente.

Un asunto que me preocupa sobremanera, es el asunto pedagógico de la Educación con esta nueva Ley.

Me explico. Actualmente se forman profesores en las universidades, tiene licenciaturas, y más, en Educación, pero no creo que tengan muy claro para qué nivel están formándolos. Porque no es lo mismo prepararse para trabajar en Preprimaria, que en Educación Básica o Bachillerato.

Además, pese a los avances tecnológicos y las modernas aportaciones a los procesos educativos, no se debe olvidar que, sea cual sea el nivel de preparación de los docentes, hay cosas que en el proceso de enseñanza – aprendizaje, siempre existirán caminos a seguir, como son: ir de lo conocido a lo desconocido; de lo fácil de a lo difícil; de lo concreto a lo abstracto; de lo simple a lo compuesto. Y ninguna modernización puede evitar seguir estos caminos. Digan lo que digan propios y extraños.

Esperemos, pues, que la nueva Ley aporte grandemente para mejorar el nivel de preparación de nuestros jóvenes.