Agresores digitales

Agresores digitales

¿Qué tanto crédito debemos a dar a publicaciones agresivas / ofensivas/ de supuestas “denuncias” en redes sociales?

¿Qué tanto alimentamos con nuestros ‘likes’ y comentarios a esas cuentas sin rostro?

Utilizar las redes sociales para ofender, denigrar y hacer falsas acusaciones únicamente evidencia la miseria humana de quienes se escudan en páginas fantasmas. ‘Ensuciar’ el nombre y la reputación de una persona ocultándose en el anonimato es una práctica propia de alguien que ha perdido los valores, la honorabilidad y la valentía.

Siendo las redes sociales una herramienta para unir y conectar a la familia y a los amigos en el espacio virtual, el mal uso que se puede hacer de ellas solo degeneran el concepto con que fueron creadas. Ahora que la humanidad necesita reconstruirse emocional y socialmente luego de la pandemia, causa desazón ver que no aprendimos nada de ella.

Si quienes ‘lanzan supuestas denuncias’ en redes sociales tienen algo real de qué acusar a otro, ¿por qué mejor no acuden a Ley o a los organismos de control para realizar una acción efectiva? Lanzar la piedra y ocultar la mano es natural en quienes, solo encuentran autosatisfacción a través de un pasquín digital.

¡Cuánto daño le hacen a la comunidad creando una práctica cultural antivalores!

Si tanta información privilegiada tienen a su alcance, si tan defensores de la patria creen sentirse, ¿por qué no lo judicializan? Al no hacerlo también se están convirtiendo en cómplices del mismo supuesto delito del que hacen aspavientos en redes sociales.

Curar el resentimiento, la envidia y la enemistad política le haría bastante mejor a los agresores digitales. Mucho más constructivo y sanador les resultaría invertir el mismo tiempo, esfuerzo e ímpetu que invierten haciendo daño si aportaran con temas positivos para su comunidad.

¿Cómo puede la sociedad romper el círculo de esas malsanas prácticas culturales? Pues bueno, la mejor forma de protegernos como comunidad es no dar crédito a aquello, no multiplicar las publicaciones ofensivas y orar por las pobres almas que necesitan alivio a sus frustraciones.