Vista al 2022

El fin e inicio de año permite un balance sereno pero escalofriante de temas entrecruzados alrededor de la pandemia. El covid persiste; y por desinformación, hay gente que decidió no vacunarse. El contagio no decae mientras la letalidad de las variantes del virus aún es incierta. Muchas empresas quebraron, otras están en la cuerda floja y el desempleo sigue siendo un tema de familias y comunidades más cercano, complejo y dramático, sin resolverse. Sumemos corrupción, delincuencia, narcotráfico, crisis carcelaria, migración y alto costo de la vida. Así estrenamos el calendario 2022.

En materia política, renace el período de las elecciones seccionales y la renovación de candidatos tal vez con diferentes propuestas y argumentos. Varios partidos políticos y movimientos, que están a un pelo de desaparecer, tendrán que reinventarse y atraer a un electorado apático con mensajes creíbles de reactivación económica y originalidad en fuentes de empleo. Cada municipio y prefectura tendrá que asumir los efectos propios de la peste: movilización humana acelerada, hambruna extendida, inseguridad ciudadana, asistencia sanitaria, abastecimiento de servicios básicos, entre otros. Sin duda, las decisiones trascendentales podrían estar sujetas a cálculos electorales.

En el ámbito judicial y policial devienen los delitos informáticos que ocuparían las primeras planas. Desde la extorsión a taxistas Uber hasta el hackeo a centros de datos, sean financieros, bancarios o del transporte; los ciberataques a procesos judiciales y filtraciones de documentos serán otra aventura. De hecho, una prioridad será la conectividad, abaratamiento de energías, el espionaje de datos y las protecciones en red, que podrían aumentar costos y la inversión en telecomunicaciones con riesgo a inexorables monopolios. Asimismo, cabrían reformas legales y planes educativos para la introducción de criptomonedas, la telemedicina dinámica y objetos digitales únicos.

A propósito del cambio de era, el pensador Yuval Noah Harari sostiene que la cultura contemporánea está dispuesta a aceptar la ignorancia en mucha mayor medida de lo que hizo ninguna cultura anterior. Es que el orden social actual se mantiene gracias a ‘la expansión de una creencia casi religiosa en la tecnología y en los métodos de investigación científica que substituyen a la creencia en verdades absolutas’. Abrimos la ventana para ver al ser humano que habite en armonía, a tiempo, este planeta azul.

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