Un discurso corto, pero ‘espeso’

Ugo Stornaiolo

Acostumbrado el país, por décadas, a discursos largos y grandilocuentes, de oradores natos (Borja, Roldós y Velasco Ibarra), los que usaron lenguaje técnico y de jerga (Hurtado y Lasso) y algunos con verborrea (Bucaram y Correa), sorprendió que Daniel Noboa, se demore siete minutos y medio en su toma de posesión. Como él declara, “hablo poco, pero espeso”.

Si bien el hermetismo marca la personalidad de Noboa, se ve con optimismo que haya en su equipo de trabajo pocos veteranos en la cosa pública (su profesor de la George Washington University, Roberto Izurieta) y muchos millennials. Y deben tener vínculos políticos. Se verá cómo desarrollan su gestión que, como Noboa dijo, “debe tener un plan y resultados medibles”.

Se autocalificó como «un hombre libre y pragmático que busca con empatía mejorar la vida de los ecuatorianos». Agregó: «creo en la fuerza de la juventud y a muchos les costará encasillarme en viejos paradigmas políticos o ideológicos», para marcar distancia con los grupos con los que hizo el “nuevo pacto de la regalada gana”.

«Creo en Ecuador, en el cambio, y en su futuro» fue su llamado a la nueva Asamblea y agradeció a los legisladores que se sumaron a esa mayoría. Ese cambio tiene “un sentido de urgencia», añadió.

«No soy un anti nada, sino un proEcuador. Para muchos, esto es difícil de entender y simplemente la realidad de estos resultados se impone». Recordó el rol social de su madre y la lucha política de su padre. Dijo conocer el país porque lo recorrió “muchas veces desde niño…”. Ofrece que el éxito académico, profesional y político que él logró lo tengan más jóvenes.

Sobre la inseguridad señaló: “hay que atacar la desocupación, el país necesita empleo y para generarlo enviaremos reformas económicas a la Asamblea que deben ser tratadas con responsabilidad y pensando primero en el país». “El anti tiene un techo y el pro un infinito», sostuvo. Pidió dejar atrás los viejos esquemas políticos para resolver los problemas. “Manos a la obra y a trabajar», concluyó.