Lo que revelan las redes sociales

Ugo Stornaiolo

Las redes sociales actualmente son necesarias y una herramienta indispensable que tiene riesgos que son poco advertidos por los usuarios. ¿Son públicas o privadas? ¿Sirven para comunicarse o son el basurero y receptáculo de las bajas pasiones? Todo depende de su uso.

Hay algo en lo que sí ayudaron las redes sociales: revelar lo podrido de la política y la justicia ecuatoriana. Los chats de Norero, Muentes, Mayra Salazar, Aliaga y otros sindicados en los casos Metástasis y Purga evidencian las tortuosas conexiones entre el lumpen de la política, la justicia y la delincuencia.

La explotación -término técnico- de los celulares de estos individuos ha dado a conocer aspectos sucios, negociaciones, acuerdos, viajes, servicios sexuales de mujeres de televisión, jueces a la carta, amaños de sorteos, sentencias y juicios en la judicatura, narcotráfico, lavado de activos y todo lo que la imaginación sugiera para cumplir el objetivo del “dinero fácil y rápido”.

Hasta ahora se sabe una parte de lo que revelarán otras investigaciones de la fiscalía. Muchos políticos (en el socialcristianismo y el correísmo) están preocupados por los resultados de estas indagaciones que tienen a las redes sociales como su fuente principal.

¿Hay más datos en los teléfonos de Salazar, Aleaga (“El Ruso”) y Muentes? Las explotaciones de celulares proveen información y no se sabe hasta dónde llegará todo. Las estructuras criminales se van conociendo. Lo que se sospechaba ahora son certezas: la relación incestuosa de la política, la justicia y el crimen organizado.

Escribe Roberto Aguilar en un diario de Guayaquil: “Todo es poco para Mayra Salazar. ‘Necesito hacer dinero’, le dice a su amiga. Esta codicia desenfrenada es lo que hace de ella un personaje imprescindible para la política ecuatoriana. Leandro Norero y Xavier Jordán; Ronny Aleaga y Pablo Muentes; Rafael Correa y Jaime Nebot; jueces, políticos, mafiosos… Si Mayra Salazar no existiera, entre todos ellos tendrían que inventarla”.

Hay más investigaciones en curso. Qué tienen los chats del Gran Padrino, las conversaciones del periodista Boscán con Norero, los palanqueos -con términos obscenos- en los chats de la ahora testigo protegida, Mayra Salazar, una especie de factótum de la política y la justicia guayaquileña. Deben caer los peces gordos que sembraron pus en la institucionalidad. El peligro es que se presenten en las elecciones -o sus testaferros-, para usar su mejor arma: la desmemoria del votante y seguir con sus fechorías. Para esto sí sirven las redes sociales.