Soy de la U

Pablo Escandón Montenegro

Liga Deportiva Universitaria de Quito, la Liga de Quito, la Liga o ‘la U’ son los nombres que hemos ido diciendo los hinchas a lo largo de la historia. Yo soy de los que vieron jugar a Polo Carrera en las postrimerías de su profesión. Con toda mi familia futbolera fuimos a su despedida, era un domingo con aguacero y la Liga perdió 7 a 0 contra el Grasshopper de Suiza, que llevaban uniforme color naranja.

Lo recuerdo claramente; desde la general norte del Estadio Atahualpa, con plásticos, veíamos cómo esos inmensos europeos nos ganaban. Era la época en que el fútbol ecuatoriano tenía al Bi Tri campeón que nos representaba en Copa Libertadores, pero la selección siempre se llenaba de goles, como la Liga en esa ocasión.

Pero Polo salió ovacionado, lo reemplazó su hijo, en el partido, como un homenaje para que su nombre no se perdiera, y así fue, pues luego de cerca de una década, el propio Polo nos hizo campeones nacionales, luego de una mala racha inicial.

Soy de los que bien pueden decir que tuvo amigos y familiares que jugaron en Liga; muchos de mis compañeros de colegio eran de las inferiores del equipo y yo los miraba como héroes; jugar con ellos en el recreo o en el campeonato interno era una verdadera clase para disfrutar. Aún son muy buenos jugadores.

En la familia dos tíos míos debutaron en Liga, en los sesenta y en los setenta, pero en esos días, o se jugaba o se trabajaba, y mis abuelos no tenían los recursos para que sus hijos se dedicaran a un deporte que no pagaba, a pesar de que ya era profesional. Solo un primo fue de los privilegiados que jugaron en primera, pero también optó por los estudios y el fútbol pasó a ser un divertimento importante, tal vez el más importante en su vida, porque ahora tiene un programa deportivo.

Pero volvamos a lo que nos interesa. Hoy es aniversario de Liga Deportiva Universitaria de Quito, el equipo blanco que jugó con estudiantes de la Universidad Central desde 1918, pero que un día como hoy, hace 93 años, unió al equipo universitario con la dirigencia formal para crear un equipo profesional de fútbol.

Bueno, decir profesional como lo conocemos ahora, no lo era tanto, pero sí era ya un conjunto que dejaba de ser solo de aficionados, pues, de manera disciplinada los jugadores formaban un equipo consolidado que participaba en campeonatos locales.

El fútbol ha cambiado mucho, en todo sentido, pero como dice el personaje de Francella en ‘El secreto de sus ojos’: podemos cambiar de muchas cosas, pero no de pasión. Y el fútbol de Liga es una pasión familiar que no se hereda por linaje, sino por mérito: o lo juegas bien o eres de esos que jugabas mal y disfrutabas con los primos entre pares del fútbol.

A Liga le debo la pasión por el fútbol y la unión con mi padre, que nos contaba de mi abuelo y su afición, de lo buenos que fueron mis tíos y de lo hermoso que es el estadio, pues él nos llevó siempre a la general norte, para ver los mejores goles.

Soy de la U y que este equipo nos siga llenando de buenos momentos, alegrías y sufrimientos, pues sin ello, el fútbol sería una máquina y no una pasión.