Patrimonio, cultura y espiritualidad frente a la crisis

Sara Serrano Albuja

¿Interesa a la autoridad local el bienestar, la protección y defensa real de la ciudadanía quiteña o hay complicidad con sus destructores por acción y omisión? Debemos sacar lecciones y enfrentar con sabiduría estos aciagos momentos de enero que duelen, pero que también enseñan y nos obligan a mejorar. Los grandes líderes y sabios han pasado a la historia por ser los que se ponen en primera línea para enfrentar lúcidamente las amenazas y lograr la paz, la justicia y el bienestar para su gente.

Parte de esa actitud visionaria para el bien de Quito, debería implicar cuidar su empleo y productividad en estos escenarios de guerra interna, pero también y con sapiencia y convicción, cuidar su alma, sus valores, su patrimonio tangible e intangible, su riqueza espiritual y cultural de siglos. Ello nos fortalece. A pesar de la adversidad y la oscuridad, hay ideales altos que florecen y sentimientos de bien que mueven al mundo y nos convidan a crecer humanamente.

Hacer y contemplar el arte es riqueza y salud del espíritu y una bocanada de paz, como lo son las joyas artísticas que pudimos contemplar en la exposición ‘Del Pesebre a la Cruz, 800 años’ expuestas en  San Francisco, el coloso y escorial americano, gema de Quito y la humanidad. Con la memoria espiritual y apoyo del padre Walter Verdesoto, Luisa Vaca y un brillante grupo de belenistas, exhibieron sus obras maestras en esta muestra. El padre Almeida y su legendaria guitarra quiteña hacían parte de esta hermosura junto a otras piezas con estudiados personajes y atuendos históricos.  El ingeniero Gustavo Becerra, autor de espectaculares maquetas de las iglesias quiteñas que acompañaron a esta exposición, es un artista digno de encomio. Quito debería agradecerle y galardonarle igual que a los belelistas. Becerra honró a la ciudad con finísimos detalles de amor y perfección plasmados en sus recreaciones impecables de los majestuosos templos.

Ante este enero aciago del 2024, preferimos quedarnos en la retina y  memoria con estas hermosas imágenes patrimoniales de San Francisco y el Pase del Niño realizado por la Compañía de Jesús, la Fundación Iglesia de la Compañía, el grupo devotos y devotas de la Virgen Dolorosa y la Red Juvenil Ignaciana que partió desde la Basílica hasta nuestra salomónica joya barroca, hace pocos días, en medio del alegre chagrillo, las danzas tradicionales andinas, los coros, villancicos y las bandas del Cuerpo de Bomberos, Municipio de Quito, Policía Nacional y otras queridas del pueblo festejando el fervor espiritual que es parte de nuestra identidad.  El arquitecto Diego Santander,  organizador y uno de los principales responsables de este colorido evento, relata que más de 2.500 personas participaron en este acto de tradición y riqueza identitaria espiritual y patrimonial. La imagen del Niñito Jesús que se usó en este Pase, es la réplica del Rey de Reyes, donado por la familia Mendoza de Riobamba. Enero del 2024 nos trajo conmoción, violencia y dolor pero también cultura, riqueza espiritual, raíces y el anhelo del amor y la justicia que son poderosas fuerzas que mueven y sanan a la humanidad y contrarrestan el mal. Las flores, también florecen en los desiertos y  la adversidad.

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