La imposición de la ideología de género

Sara Salazar

La pandemia de la ideología de género se ha esparcido velozmente en los últimos años. Hemos sido testigos de su voraz expansión y promoción por todos los medios de comunicación posibles. Esta ideología aparentemente propone una ‘comprensión’ del género que va más allá de las categorías tradicionales de masculino y femenino, y que según ‘aboga’ por la ‘aceptación’ y la ‘inclusión’ de diversas identidades de género y orientaciones sexuales.

Mas, por el contrario, lo que se suponía que debía ser una puerta abierta para el diálogo y debate honesto sobre las diversidades sexuales se ha transformado en una imposición ideológica y — ¿por qué no decirlo?— hasta política por parte de organismos internacionales y de estos grupos que se llaman a sí mismos como minoría, pero no lo son. Esta epidemia de la imposición de la ideología de género ha generado preocupación en la sociedad.

La problemática principal con estas agendas es que prácticamente se presentan como dogmas y son totalmente unilaterales. Piden respeto, pero ellos no lo dan; en lugar de fomentar el debate y el diálogo, estas agendas imponen violentamente sus visiones y perspectivas de cómo deberíamos ser y pensar respecto a la sexualidad e invalidan cualquier opinión diferente a la de ellos. Y cuidado con contradecirles porque puedes correr el riesgo de ser tachado de ‘intolerante’, ‘retrógrado’, etc. Ellos se rasgan las vestiduras diciendo que abogan por la libertad, cuando en la práctica es todo lo contrario; imponen por medio de leyes sus dogmas, algo que no es solo antidemocrático, sino que también socava con la libertad de expresión y pensamiento.

Sus agendas ultrajan y atacan las creencias y tradiciones de muchas culturas. Estas actitudes dejan en evidencia su intolerancia hacia los que no piensan igual que ellos; esto es totalmente contraproducente con lo que predican por cielo y tierra, de según promover la inclusión y respeto cuando lo que realmente causan es todo lo contrario.

Otro factor preocupante es su obsesión con la educación. Sus programas educativos están empeñados en introducir sus ideologías de sexualidad y género desde temprana edad. Lo peor de todo es que no se toma en cuenta la opinión de los padres o tutores de los menores de edad, así se vulnera el derecho de los padres a educar a sus hijos de acuerdo con sus tradiciones y cultura y se transgrede la autonomía de las familias.

Es importante entender que el rechazo a estas agendas de ideología de género no significa la negación de los derechos humanos para quienes comparten estos pensamientos. Por el contrario, es un intento, por defender a toda costa la libertad de pensamiento, individual y de opiniones frente a las imposiciones de las doctrinas globales de la ideología de género. La verdadera igualdad es aquella que respeta todos los derechos de las personas sin tomar en cuenta su orientación sexual, y sin imponer una visión única del mundo.