El clima y las guerras

Rosalía Arteaga Serrano

Los expertos lanzan permanentes alertas sobre los cambios en el clima y la crisis climática que ya estamos viviendo. Esta, indudablemente, afecta a los más pobres en situaciones de riesgo, como los campesinos que manejan agricultura de subsistencia, quienes ven que se secan las fuentes de agua al desaparecer o disminuir los glaciares, o los pescadores tienen que emplear más tiempo para obtener la pesca diaria. Esas alertas tienden a minimizarse en un escenario mundial de pospandemia y ante la presencia de guerras que afectan a los escenarios globales.

Por ello se dice que la diplomacia climática está perdiendo su efectividad y que estas urgencias de las guerras y sus implicaciones quitan el visor de los temas trascendentales, como la afectación que el clima sufre y el impacto que los seres humanos, irresponsables y desaprensivos, estamos dejando como una huella indeleble que no ha podido ser corregida en la medida que se requiere.

En medio de estos escenarios transcurre la COP28 en Dubái, una reunión que ha sido cuestionada por el origen de los recursos que en países del Golfo Pérsico provienen fundamentalmente de las enormes reservas petroleras que atesoran. Sin embargo, hay que prestar atención a lo que dicen en esta reunión los expertos en cambio climático y las recomendaciones que le hacen a la humanidad entera.

Justamente este año hemos tenido los récords más graves en temperatura en la estación de verano, con medias que son alarmantes y que nos refieren a la certeza con respecto a un futuro catastrófico para la humanidad.

Si miramos los medios de comunicación globales, veremos que la situación en la que están inmersos Rusia y Ucrania por un lado, y, por otro, Israel y Hamas, ocupan la mayor parte de los espacios. Lo mismo sucede a nivel presupuestario, con los países que apoyan a Ucrania e Israel frente a las agresiones sufridas, pero también el soporte humanitario que se da a los palestinos de la franja de Gaza.

Estas situaciones son alarmantes es verdad, pero no podemos perder de vista lo que ocurre con los desarreglos climáticos que han empezado ya a pasar la factura, que será inmensa si no se presta atención ahora a lo que debe hacerse por un lado y evitar por otro.