Desnutrición crónica infantil

Rosalía Arteaga Serrano

En medio de tantas noticias desalentadoras, hay una información que deja un espacio para la esperanza: la campaña emprendida por el Gobierno en su lucha contra la desnutrición infantil está rindiendo frutos.

Se informa sobre la reducción de 3,5% en este enorme problema que afecta a buena parte de la niñez ecuatoriana y que implica en muchos de los casos situaciones irreversibles.

Este problema tiene que ser combatido con el apoyo a las mujeres durante el embarazo, con programas de educación continua, con la provisión de nutrientes adecuados con prevalencia de la lactancia materna para garantizar la buena nutrición del niño que luego redundará en un buen desempeño escolar y luego también en otras etapas de la vida.

Por otro lado, es conveniente resaltar que los esfuerzos no pueden ser interrumpidos y que aspiramos a que los candidatos hayan reflexionado en esta tarea que debe tener una continuidad que rebase los períodos gubernamentales, implicando a los diversos segmentos de la sociedad, que deben asumir un compromiso para con la defensa de nuestros niños y jóvenes.

Aspiramos a que el próximo Gobierno deje de lado las banderías políticas y piense más en el bien del país, de tal manera que se garantice que se va a seguir luchando para bajar los indicadores que nos colocan en un muy mal predicamento, hasta lograr, tal vez, la erradicación de este tremendo mal que aqueja a los individuos pero que repercute en la familia y en la sociedad.

Bien por los indicadores. Ahora, a establecer mecanismos que garanticen que se continúe con el proceso, en tarea conjunta de la Secretaría de Lucha contra la Desnutrición Infantil, la sociedad civil y también la Academia, como lo ha hecho UNIR a través de la provisión de estudios y también de oportunidades de capacitación para quienes en el territorio deben buscar esos resultados positivos.