Richard, un corazón con piernas

Es un fenómeno, tanto deportivo como social y comunicacional. Richard Carapaz es de esos hombres que no se obnubilan por los fuegos artificiales ni se sienten lo que no son. Él sabe quién es y cuánto vale deportivamente, pero no olvida su condición humana y eso lo vuelve más interesante.

Los logros deportivos de Richard nos representan, no solo porque haya ganado sino porque ha demostrado tenacidad, disciplina y constancia; elementos que no son los que priman en los deportistas de los deportes masivos como el fútbol, por ejemplo.

A Richard no lo vemos con una transformación de su estilo de vestir, no se asemeja a ningún reguetonero ni a una figura del espectáculo; sigue comunicando lo que es: un ciclista profesional que trabaja todos los días por ser mejor y demostrar que la constancia y la seriedad son los elementos para el triunfo.

Richard es en la historia del deporte el mejor ejemplo de sencillez y grandeza, de volver a mirarse continuamente de dónde viene y no dejar de agradecer en donde está por esa ruta, por ese viaje que ha hecho y a donde vuelve constantemente, que son sus orígenes en los páramos de El Carchi.

Triunfa en un deporte que no es popular en el país, pero que tampoco tiene relación con la práctica de una determinada escala social o económica. La bicicleta es parte del crecimiento en la vida: de niño a adolescente, cuando se tomaba la bicicleta para ir a comprar una aguja o pasear con el perro.

La humildad de la bici está en cómo se la monta y cómo se la guía. Como deporte se fundamenta en la comunidad, que da su apoyo, pero también es una práctica solitaria, pues montar bici es un reto de encontrarse uno mismo en el camino, con el esfuerzo de las piernas y el corazón.

Sin el corazón en las piernas, un ciclista no es nada, es un paseante en bici, como somos la mayoría, pero Richard es un corazón que mueve a cualquier bicicleta y allí está la diferencia con nosotros que somos paseantes y aficionados, pero él se muestra como si eso fuera un mero paseo y una diversión.

Gracias, Richard, por hacer de la bicicleta ese símbolo de la humildad, el esfuerzo y el corazón. Que sigas teniendo éxitos que nos alegran por ti y nos hacen sentir orgullo.