¿Quién nos gobierna?

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En octubre de 2019, el gobierno de Sebastián Piñera en Chile subió el precio del boleto del metro en 30 pesos (0,032 centavos de dólar). Esta medida provocó un tremendo “estallido social” con destrucciones masivas, significó el fin de Piñera, la convocatoria a una asamblea constituyente y la elección de Boric como presidente, este joven político fue uno de los líderes de la revuelta. Hace pocos días este mismo Boric ha decretado la subida del precio del boleto de metro en 100 pesos (0,11 centavos de dólar) para dar paso a un “proceso gradual de normalización de tarifas”, las cuales no se pueden sostener con el valor represado gracias a la acción de la extrema izquierda liderada por… Boric. En Chile hubo elecciones y ganó la izquierda, por eso gobierna con todo derecho y hace lo que criticó a la derecha. ¿Han salido a las calles los izquierdistas?

En nuestro país las noticias recibidas a través de los medios de comunicación sobre las mesas de diálogo entre el gobierno nacional y la Conaie no dejan de producir preocupación. Como afirma un conocido periodista, parece que en el Ecuador existe un “gobierno paralelo”.  Aquí el movimiento de extrema izquierda (léase el libro ‘Estallido’) no ganó las elecciones, sin embargo organizó una segunda revuelta en junio de este año, su dirigencia sacó conclusiones de la primera, de octubre de 2019, y ha refinado y endurecido sus métodos. Ahora, sin tener respaldo mayoritario popular, impone condiciones y las líneas que debe seguir el gobierno bajo amenaza de reiniciar las manifestaciones violentas.

En las mesas de diálogo, con sus mediadores, no se debe olvidar que la Conaie no representa a todo el pueblo ecuatoriano, que sus exigencias deben limitarse por el bien común, que si se acepta su programa radical se condenará al Ecuador a décadas de pobreza y de violencia. Nuestra democracia siempre ha estado enferma, en estos momentos ha entrado a una etapa terminal; es de lamentar la ceguera de tantos, la inoperancia de otros y la complicidad de muchos, todos arropados en buenismos ingenuos o en ambiciones protervas.