¿Qué haría a Ecuador un mejor país?

Mucho hablamos de los problemas y las graves crisis que aquejan nuestro país. Me incluyo en la tendencia. Nuestros periódicos y noticieros, siguiendo el sesgo de negatividad, explotan las noticias negativas. El impacto psicológico que esto causa en nosotros genera desgaste, desesperanza e incluso indiferencia. Muchos ecuatorianos, especialmente jóvenes, sienten que todo empeora y que tal vez nuestro país no tiene arreglo —lo que los lleva a buscar un mejor futuro en otro lugar—.

En efecto, muchas cosas graves están pasando en Ecuador. Es algo que no se puede negar ni tratar de esconder. Y lo responsable es no apartar la mirada de ello: debemos reconocer lo que sucede, entendiendo sus causas y discutiendo sus posibles soluciones.

En este ejercicio entramos todos nosotros. Si bien existe una mayor responsabilidad del Gobierno (y para eso, se le otorgó, a través del mandato popular, el poder y la administración de los recursos del Estado), el país no mejorará si todos seguimos como espectadores pasivos de lo que está ocurriendo.

Todos podemos preguntarnos «¿qué haría a Ecuador un mejor país?», y encontrar alguna respuesta en la que podamos aportar, desde nuestros espacios y desde nuestras posibilidades.

Acercarnos a nuestras comunidades, y a comunidades que estén más alejadas de nuestra realidad. Generar redes de confianza, de ayuda y de soporte para otros. Aportar en la educación de nuestros niños. Ser mentores de alguien que lo necesite. Ser mejores empleadores. Parar las trampas y la corrupción, en cualquier espacio en el que las encontremos. Valorar el trabajo y la honestidad por sobre la viveza criolla. Buscar y preferir liderazgos inclusivos y preparados. No ser indiferentes hacia las tragedias ajenas.

Todos esos son ejemplos del sinnúmero de pequeñas cosas que podemos hacer para bien. No subestimemos el impacto de nuestras acciones. Nosotros podemos y debemos aportar en la construcción de un mejor país.