Profesionalización de los debates

Pablo Escandón Montenegro

El anterior debate no fue lo mejor. Tampoco fue como los anteriores. Es el tercero que se hace en el país y aún se van afinando elementos para que este programa político de televisión vaya encontrando su verdadero formato y la producción se especialice.

Es necesario que desde las instancias oficiales se promueva la formación de expertos en la producción de debates políticos electorales, con la finalidad de que existan profesionales en este ámbito de la deliberación pública. Si es un mandato legal la existencia de estos espacios de información electoral con los actores directos, es urgente que exista capacitación permanente de este tipo de formatos.

Esta necesidad tiene que ver con la existencia de verdaderos medios públicos, que en nuestro país son inexistentes: nunca fueron tales, nunca tuvieron independencia editorial ni económica del gobierno de turno, por lo cual no desarrollaron capacidades únicas relacionadas con las normativas de información pública; en este caso la profesionalización de formatos deliberativos de lo político.

Si bien el CNE ha tenido asesoría del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, de las instituciones electorales de Chile y de México, es indispensable que las consultorías o ayudas técnicas también se extiendan hacia los actores políticos, los periodistas y los productores televisivos, en cuanto a la producción en sí de lo que es un debate político.

Las televisoras públicas y autonómicas de España tienen mucha experiencia en la generación de estos programas, pues también sus periodistas se capacitan y hacen simulaciones desde las instancias formativas en las universidades e institutos, lo que aquí no existe, pues ninguna cadena televisiva, ni pública ni privada, tiene una academia o instituto de formación permanente para sus ‘talentos de pantalla’ ni para sus productores, tampoco las universidades tienen experiencia en ello, mucho menos relación directa con las propias cadenas audiovisuales.

Es vital para la democracia que un formato televisivo de debate político encuentre su formato y esencia para que todos los actores políticos estén al tanto de cómo funciona; de igual manera es importante que los periodistas también sepan manejarse en este formato.

La gran lección del pasado debate es que necesitamos formación continua y permanente, para que dejemos de ser memes políticos y pasemos a hacer deliberación real y generar un real voto informado, que es lo que pretende el debate, sin dejar su esencia o formato industrial, un programa de televisión ágil y de completa comprensión para todos los votantes.