Policía del Ecuador: vergüenza nacional

El femicidio de María Belén Bernal en una institución policial y el pobre manejo de su búsqueda ha sido inaudito. Es una vergüenza, no solo para la institución policial sino para el país. El caso hoy se replica en diversos medios como la BBC, CNN, El País, dejando entrever la corrupción y la incompetencia de la Policía Nacional a escala internacional.

No es posible que una persona entre a una institución policial y 10 días después aparezca su cadáver. No es posible que el principal sospechoso, policía, esté prófugo, por propia complicidad de la Policía, y no haya ningún rastro de él. No es posible que esa noche, hayan tomado las instalaciones de la Policía para hacer fiestas y emborracharse entre oficiales y cadetes. No es posible que los superiores se aprovechen de su posición y acosen a cadetes mujeres, siendo esta práctica común, un secreto a voces. No es posible que una decena de policías y  aspirantes de policías hayan escuchado el escándalo de una pelea, a una mujer pidiendo ayuda, y nadie la haya auxiliado, a pesar de que esa es su principal labor. No es posible que a pesar de existir una decena de policías y aspirantes que escucharon lo que pasó y que incluso, se presume ayudaron al sospechoso, la única detenida es una joven mujer cadete; y que no se haya involucrado a nadie más de la institución en el proceso.

Todo alrededor de este caso es injustificable y revela, una vez más, la pobre situación institucional de la Policía Nacional. La decepción venía desde hace mucho antes, cuando se hizo claro que la Policía no está al nivel que se requiere para poder enfrentar la ola de violencia e inseguridad que se vive en Ecuador. Pero casos como estos nos recuerdan además, que la Policía también puede ser criminal y cómplice.

La Policía no hizo su trabajo. La muerte de María Belén Bernal es responsabilidad de la Policía y del Estado.